De prostitutas a trabajadoras, 20 años de lucha por reconocimiento
Hay movimientos que reivindican el término puta y prostituta, nosotros reivindicamos lo laboral
La Coperacha // Pablo Correa
Ciudad de México // 21 de febrero 2014
“La lucha por el reconocimiento de ser trabajadoras sexuales no asalariadas ya se venía trabajando desde 1995”, explica Jaime Montejo, integrante de la Brigada Callejera AC, organización que por más de dos décadas ha luchado contra la explotación sexual infantil, la prostitución forzada y la prevención del VIH/Sida.
El reciente amparo en el que una juez federal determina y obliga al gobierno de la Ciudad de México a entregar licencias como trabajadoras y trabajadores no asalariados a quienes laboran como trabajadores sexuales, ha sido considerado como histórico para las organizaciones en esta lucha, donde el modelo cooperativo ha tenido una presencia importante.
Herramienta para ejercer el trabajo sexual
Así como en España ahora mismo se ve a las cooperativas como la puerta jurídica para ejercer el trabajo sexual, en México las cooperativas tienen una oportunidad de consolidarse en esta controvertida actividad. El modelo cooperativo ha acompañado el proceso de reconocimiento a través de cooperativas como Ángeles en Busca de la Libertad SC, que está entre quienes promovieron el amparo.
El debate social no está exento y existe un crisol de visiones sobre este fenómeno social. “Hay movimientos que reivindican el término puta y prostituta, nosotros reivindicamos lo laboral”, dice Jaime.
Por si fuera poco, México ha sido pionero en esta materia, pues en el año 2000 nació la primera cooperativa de trabajadoras sexuales, Mujer Libertad Sociedad Cooperativa, que también fue la primera en América Latina.
Antecedentes
El primer movimiento que se conoce de trabajadoras sexuales en México, fue en el año 1922 en el estado de Veracruz, cuando decidieron dejar de pagar el alquiler a sus patronos debido a las malas condiciones de vivienda, altos costos y otros abusos. Esta acción derivó en una protesta social que hicieron suyas anarquistas y miembros del Partido Comunista de aquellos años.
Entre las iniciativas que alguna vez se pensaron, estuvo una a comienzos de los años setenta, explica Jaime. “En 1972, quien decía llamarse Irene Vergara, en un foro sobre mujeres en México por parte de Naciones Unidas, propuso públicamente la creación de un sindicato de prostitutas para combatir la extorsión por parte de la policía y la violencia por parte de padrotes y dueños de lugares”.
Entre las experiencias documentadas a nivel internacional y que fue un parte aguas en la forma de ver el trabajo sexual, está la fecha del 2 de junio de 1978, hoy conocido por ser el “Día Internacional de la Trabajadora Sexual”. En la ciudad de Lyon, Francia, cerca de 100 trabajadoras sexuales que vivían en constante presión por parte de la policía, y que aunado al asesinato de dos de sus compañeras, decidieron ocupar un templo católico.
Gobiernos y entorno
La lucha no ha sido fácil, acepta Jaime Montejo, pues han tenido que lidiar con diferentes gobiernos y visiones. “El gobierno de Calderón se endureció contra la prostitución”, dice.
En lo que respecta al gobierno de la ciudad mantuvo la opacidad, dice refiriéndose a la administración pasada. “Se metió el oficio para que el GDF respondiera, sí ó no, a la entrega de las licencias, y superó el plazo legal”.
Sin embargo, además de lidiar con el gobierno, la lucha diaria para las trabajadoras sexuales está en la calles.
“En 2010 un operativo en el hotel Palacio llevó a la desintegración de una cooperativa de trabajadores sexuales en la Ciudad de México, dos cooperativistas fueron asesinadas en la calle y una más fue enviada a la cárcel”, narra Jaime.
Otro factor, es el crimen organizado que maneja y explota a varias personas. “Poco más del 95% de las líderes o representantes de trabajadoras sexuales se dedican al lenocinio, trata de personas y explotación sexual”, puntualiza.
Panorama
La resolución del reciente amparo, presupone un mejor panorama dentro de un clima siempre adverso. “La relación ya no es con la Secretaría de Salud que miraba en ella un foco de infección, sino la Secretaría del Trabajo, no significa que vaya a ser mejor o peor, pero sí es otra visión diferente”.
“Los grupos no tienen que depender ya de una líder para poder trabajar, sino de una licencia. La relación ya no es con la policía como con la Ley de Cultura Cívica, la relación ya no es con la delegación política, que era quien sacaba provecho económico y buscaba gente para los mítines con ellas”.
Según explica Jaime, en estados de la república como Morelos, Estado de México, Veracruz, organizaciones y cooperativas están luchando por visibilizar y dar seguridad a trabajadoras sexuales.
“No podemos por seguridad dar nombres, pero están luchando en Guadalajara, Jalisco, en donde el narco está detrás de ellas”.
Por lo pronto, este amparo permite salvaguardar los derechos como trabajadoras no asalariadas, y da la posibilidad a otros grupos en otros estados y municipios de ampararse en contra las gobiernos y policías.
En la parte cooperativa cuenta Jaime, cuando se conformó la cooperativa “Ángeles en Busca de la Libertad” lo hicieron con un notario público, con el fin de evitar las trabas en las demarcaciones.
“En este momento que no hay muchos recursos para formar cooperativas, veremos y analizaremos la opción de hacerlo a través de las delegaciones que sean menos ofensivas”.
La Coperacha
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