Detrás de su vida hay una realidad

A sus once años su abuelo la violó

Detrás de su vida hay una realidad

México, D.F., 7 de marzo de 2014. Por “La suspiros” del taller de periodismo Aquiles Baeza de trabajadoras sexuales.

Muchas mujeres tienen una historia qué contar. Estrella trabaja en una empresa de limpieza, tiene cuatro hijos qué mantener, darles estudios y sacarlos adelante. Su esposo que era policía de seguridad privada, se quedó sin empleo por los recortes de personal.

Ella narró una parte de su infancia donde su abuelo paterno la violó bajo el mismo techo donde fue creada por sus padres que aún existen. Estábamos sólos él y yo, anunció la mujer de corta estatura de 34 años de edad.

Tenía once años cuando el papá de mi padre, me forzó a acostarme con él en mi cama, donde yo dormía, sólo recuerdo que sentí asco, dolor y mucho miedo cuando él me penetró. Nadie estaba en casa y todos los días se alcoholizaba. Fue cuando sentí cómo me robó mi inocencia.

Nunca le dije nada a mi familia por miedo, porque ese hombre me amenazaba cada que se metía conmigo, si decía algo me iba a pegar y cuando cumplí los 14, mi hermano el mayor también abusó de mí en el mismo lugar. Me tapaba la boca y me decía muy quedito,”cállate, no grites o nos van a escuchar”.

Me tuve que salir de mi casa a los 19, porque odiaba ese espacio familiar.

Toda mi vida me guardé esos momentos tan dolorosos, solamente se lo conté a mi tía, con quien me fui a vivir. Ella es prostituta. Se dedicó mucho tiempo a eso allá en Loa Ángeles, California. Hoy está aquí en México disfrutando su casa que construyó con los dólares que ganó.

Ella quiere regresar para el otro lado. Me invitó a irme con ella. No sé si deba irme. Lo pensaré. Yo a veces trabajo en bares y aunque nunca me he parado en esquinas, como las mujeres del talón, me he salido con uno que otro hombre al hotel. Les pido 300 pesos para llevarles a mis hijos de comer.

Quiero decirles a los del taller de periodismo “Aquiles Baeza”, que todas las chicas sexoservidoras merecen el respeto de todos y mío también, ya que no considerándome una de ustedes, entre comillas, me consta que la falta económica nos avienta con hombres desconocidos para poder tener un peso en la bolsa.

Esto declaró la sonriente chaparrita con lentos cristalinos, recordando una realidad que nunca olvidará y que día con día mujeres a nivel mundial, sufren este tipo de violencia, por la falta de protección y seguridad de sus familias.

El abuelito de la afectada terminó con embolia en una silla de ruedas. La nieta no quiere saber nada del tipo por el daño que le causó. Las cárceles no deben ser para las trabajadoras sexuales cuando les hacen operativos o les montan robos falsos.

Que la libertad sea para quienes ejercen el oficio en este día de la mujer.