En el Día Internacional contra la Trata: ¿prostitución sí o no?

En el Día Internacional contra la Trata: ¿prostitución sí o no?

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El debate jurídico, moral, económico y político sobre el comercio sexual se ha extendido a los estudios de género; dos posturas que tienen cosas importantes que decir.

ALEJANDRO DE LA GARZA

28/07/2017 09:00 AM

Este 30 de julio es el Día Internacional contra la Trata de Personas, según lo estableció la Asamblea General de las Naciones Unidas en su Resolución 68/192, el 18 de diciembre de 2013.

En este contexto, el debate sobre la prostitución y el comercio sexual parece polarizarse al interior del movimiento feminista desde la perspectiva de los estudios de género.

De un lado está la posición de quienes se oponen a que el comercio sexual sea visto como “un trabajo más” que debe regularse dentro del panorama de la extendida explotación laboral.

Una postura insistente en que la prostitución y el comercio sexual, además de ser producto en gran medida del crimen organizado, el tráfico y la trata de personas, implican también que quienes llegaron a esta situación de prostitución lo hicieron por pobreza, falta de oportunidades, discriminación y violencia.

Del otro lado, están las organizaciones de trabajadoras sexuales, los colectivos y activistas que reivindican el derecho individual a decidir sobre el cuerpo, incluso cuando se trata de tener algún tipo de relación sexual por dinero.

Una postura que cuestiona los planteamientos de grupos que pretenden abolir el comercio sexual y se opone a considerar delincuentes a los clientes de las trabajadoras sexuales.

Su visión sostiene que la prostitución legal ayuda a dignificar a las trabajadoras sexuales a la vez que a disminuir la trata de personas debido al aumento de la vigilancia.

En tanto, su prohibición atrae al crimen organizado y a la corrupción gubernamental, además de estigmatizar y victimizar a las trabajadoras sexuales.

¿Neoabolicionistas?

La directora de la Coalición Regional contra el Tráfico de Mujeres y Niñas en América Latina y el Caribe, Teresa Ulloa, nos recuerda que en su artículo 3, el Protocolo de Palermo incluye como trata “la explotación de la prostitución ajena u otras formas de explotación sexual”.

A su vez, la legislación nacional mexicana especifica 13 diferentes formas de explotación, entre ellas la explotación para la prostitución, la pornografía y el turismo sexual.

No obstante, Ulloa señala al que llama “lobby proxeneta”, formado por organismos internacionales, gobiernos latinoamericanos, poderes judiciales, ONG internacionales y académicas estudiosas del tema que se han empeñado en separar la trata de las distintas formas de explotación, especialmente de la explotación sexual.

En su alegato este “lobby” insiste en que si bien la trata es prostitución forzada, también existe la prostitución autónoma y libremente elegida.

En realidad, continua Ulloa, 60 por ciento de las mujeres y personas trans que están en situación de prostitución han llegado ahí por pobreza, falta de oportunidades, discriminación y violencia, pues las formas más comunes de reclutamiento son la fuerza, el engaño, las falsas promesas, las adicciones, la seducción, más el enamoramiento, embarazo y matrimonio infantiles, agrega Ulloa.

La prostitución es una institución profundamente patriarcal para el control de los cuerpos y la sexualidad de las mujeres y niñas, por lo cual extraña mucho que mujeres feministas promuevan la legalización de la prostitución cual si fuera cualquier trabajo, haciéndose cómplices del patriarcado o actuando a su servicio, finaliza la activista en su artículo ¿Qué se conmemora? Una falsa desvinculación entre trata y prostitución.

El fulgor de la noche

En su reciente libro Fulgor de la noche. El comercio sexual en las calles de la Ciudad de México, la reconocida activista por los derechos de las minorías Marta Lamas explora el comercio sexual desde la negociación con los clientes y la organización de las trabajadoras, hasta la extorsión policiaca y la estigmatización real y simbólica por los discursos hegemónicos de la sociedad.

La autora destaca que “justo sobre el trabajo sexual se desarrolla uno de los debates más encarnizados del feminismo”, y que cobró conciencia de esta polarización “a partir de mi relación con las mujeres organizadas en torno a la Red Mexicana de Trabajo Sexual (RMTS) y a la asociación civil Brigada Callejera”.

La autora hace un recorrido por la lucha de las trabajadoras sexuales que culmina en la conquista de la Sentencia 112/2013 en 2014, en la cual la jueza Paula María García Villegas Sánchez Cordero falló que “la prostitución ejercida libremente por personas mayores de edad plenamente conscientes de ello, puede considerarse como un oficio, puesto que es el intercambio de una labor (sexual) por dinero”.

Otra de las preocupaciones políticas planteadas por Lamas está en el hecho de que el ejercicio libre o comercial de la sexualidad femenina se vuelve en contra de las mujeres para clasificarlas y humillarlas.

“Creer que el comercio sexual es un problema exclusivamente económico de las mujeres distorsiona la comprensión del fenómeno al no visualizar su contenido psíquico, pero reflexionar sobre la responsabilidad de los clientes tampoco implica adoptar una postura neoabolicionista”.

Por ello, conceptualiza a la prostitución como “un conjunto de hábitos de larga duración, una institución patriarcal y una dinámica psíquica”, además de considerarla una sofisticada industria donde patrones, trabajadoras y clientes, constituyen la cadena productiva.

Discusión abierta La interesante discusión dentro del feminismo, y en particular entre dos de las más emblemáticas y respetadas protagonistas de la lucha en contra de la violencia de género y a favor de los derechos de las mujeres, Teresa Ulloa y Marta Lamas, empieza a abrir el camino hacia una comprensión amplia y realista de los fenómeno de la trata de personas, la explotación sexual y la prostitución en la sociedad mexicana actual.