LA CAUSA EN PRO DE LAS VÍCTIMAS DE TRATA DE PERSONAS
Pronunciamiento de última hora
Por Jaime Montejo de la Agencia de Noticias Independiente Noti-Calle, México, D.F., a 22 de febrero de 2014.
Es mucho lo que se ha dicho y escrito en torno a la detención de la señora Alejandra Gil, representante de un grupo de trabajadoras sexuales de Sullivan, además de otros cargos nobiliarios que han sido expuestos al escarnio público y que han vendido miles de periódicos y espacios en la radio y televisión.
Conozco a la señora Alejandra y la opinión de la organización de la que formo parte (Brigada Callejera) puede ser gogleada por quien quiera hacer más leña del árbol caído. De manera irresponsable hemos calificado en el pasado a no pocas personas, en respuesta a otras descalificaciones propias de las bajas pasiones que imperan en el mundo de las ONG, los financiamientos y la industria filantrópica de todo tipo, incluida la industria del rescate de víctimas de trata de personas.
Asumo el costo de dichos vituperios y por supuesto me reservo mi opinión personal: Ese es mi derecho y me acojo a él en este momento de tanta oscuridad, odios y envidias.
Acusar a una persona (Alejandra hoy, mañana cualquiera), organización (Aproase en este momento, a la vuelta de la esquina, la que sea), o actividad humanitaria como la promoción del uso del condón de ser proclive a la trata de personas, reviste una especial gravedad, dadas las penas que se han logrado imponer a dicho delito y conexos, gracias a la entonces diputada Roci Orozco y ahora a la senadora Dávila, lo digo sin sarcasmo alguno.
Que no compartamos algunos detalles de dichas legislaciones, es otra cosa. Decirlo ahora nos coloca en el centro de la sospecha y nos hace ver como cabilderos de los giros negros, ya lo sabemos, aunque al rato los sindicatos que se formen en la Ciudad de México, los emplacen a huelga en un futuro cercano, por mejores condiciones laborales.
Lo que digo en esta carta, lo hago a título personal, como trabajador de la información que lanza mensajes al mar del ciberespacio, en medio de botellas de cristal, para ver quién los retoma, sin olvidar los agravios y sin perdonar.
Me parece que el linchamiento mediático de Alejandra Gil, acusada y condenada por los medios informativos comerciales, sólo aporta dudas a la causa legítima de las víctimas de Trata; no aporta ninguna certeza, sino inquietud malsana y resentimiento hacia una causa justa.
Diferente hablar del bombacho y de muchos otros padrotes asesinos y torturadores como muchos policías que extorsionan a las trabajadoras sexuales impunemente y que siguen laborando en seguridad pública del GDF.
El hecho de que no haya sido la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal (PGJDF), la que dio la noticia de su detención, hace pensar a no pocas organizaciones y personalidades con trabajo en Sida, diversidad sexual, derechos sexuales, sexología y feministas; que quien dio la noticia, realmente es la responsable de Comunicación Social de dicha dependencia, sin serlo en realidad, pero que al menos en la práctica se ostentó como tal.
Brigada Callejera de Apoyo a la Mujer “Elisa Martínez”, señaló en un pronunciamiento que puede leerse en su blog (http://brigadaac.mayfirst.org ), en la sección de noticias, que espera que se haga justicia y no que se ajusticie a nadie. Ahora, en este momento, yo ratifico dicha expresión.
También dice Brigada Callejera, que su causa es la de las víctimas de trata y que estamos con ellas y ante un conflicto de intereses entre víctimas de Trata y presuntas/os víctimas de abuso de poder, no nos queda más que esperar a que se haga justicia y no a que se imponga un castigo moralizante. Ese sería el peor castigo a quién pudo haber delinquido, que hayan sido la moral y las buenas costumbres las que impusieron una pena de cárcel y no las pruebas presentadas.
Sin embargo la inquisición neo-pentecostal, a juicio de no pocos comentaristas, ya hizo su trabajo. Lo demás no importa. No tiene caso continuar con un proceso jurídico que ya apunta hacia la condena, con independencia de la culpabilidad o inocencia de Alejandra Gil y eso hace ver a las víctimas que hablan a través de Roci Orozco, como manipuladas por ella para descalificar a la detenida. Al menos, eso es lo que mucha gente piensa en este momento. Por supuesto no hablo de ninguna feminista abolicionista que también ya se sumaron a la descalificación sin aportar pruebas fehacientes, sólo anécdotas que se dan por ciertas sin pensar en el daño que se le está haciendo a la respuesta nacional hacia el VIH/Sida entre las ahora trabajadoras sexuales no asalariadas, ya no mujeres en situación de comercio sexual.
Feministas que dicho sea de paso, eran grandes amigas de Alejandra Gil.
Yo espero que la parte acusadora no haya sido aleccionada malintencionadamente, pero no pocas ONG y activistas, consideran lo contrario y es que el manejo de medios, así lo dejan ver.
El otro asunto es que el manejo perverso de este caso, siembra terror entre las/los activistas con trabajo en Sida y más todavía entre las/los trabajadoras/es sexuales, que con la sentencia de la jueza federal primera de distrito en materia administrativa, Paula María García Villegas, a partir del 31 de enero, están en todo su derecho de conformar sindicatos y defender su derecho constitucional a organizarse y a “protegerse”, como les dé la gana, sin violar ninguna disposición legal, por supuesto, entre ellas la de la ley general en materia de trata de personas.
Dice en otro artículo Rosi Orozco que nadie más que el Estado tiene la facultad para “proteger” a las “sexoservidoras”. La constitución política mexicana dice otra cosa y espero que imperen criterios laicos y no la cerrazón evangélica que ya conozco a profundidad al haber estudiado en un colegio católico y haber formado parte de un seminario arquidiocesano hace más de 30 años.
Se le olvida a Roci Orozco que la impunidad impera en México y que la corrupción ha hecho que se formen autodefensas en varios estados de la república, mismas que han sido absorbidas por el gabinete de seguridad pública (no estoy seguro de haberlo dicho bien).
Y bueno, no va a ser a través de la mediación sempiterna de Roci Orozco como se tenga que hacer justicia en este país. Eso equivaldría a presenciar una nueva forma corporativista de entender la lucha contra la trata de personas y me niego a creer que así tenga que ser.
Por otro lado, acabo de escuchar la grabación de un programa de televisión donde la antropóloga Marta Lamas dice que no hay trata de personas en Sullivan. Ella desconoce las reflexiones que ha compartido la misma Alejandra Gil, sobre el tema. Me parece que le falta un poco de objetividad en este tema y le entiendo, el asunto es librar la batalla contra la cruzada hacia el trabajo sexual y sus formas organizativas. Sin embargo, nunca he actuado de manera políticamente correcta y esta no va a ser la primera ocasión.
Al decirse públicamente que Alejandra Gil “delató” a sus compañeras representantes y a otros competidores, se está firmando su sentencia de muerte y sólo espero que la señora viva para contarlo o que quien la puso en dicha situación, recapacite sobre la fuerza que tienen las palabras.
Si con el afán de detener lo más pronto posible a una mujer acusada por varias víctimas de trata de personas, se violó el debido proceso, Alejandra Gil quedará libre y todas las acusaciones de las víctimas, esto es, todas las averiguaciones previas serían descartadas y eso ni siquiera probaría su inocencia, sino que se violaron sus derechos humanos.
Si esto ocurriera, la responsabilidad recaería sobre una sola persona y una institución pública que brilló por su ausencia.
Por otro lado, sacar a relucir los vínculos reales o imaginarios de la señora Roci Orozco con el gobierno de Calderón, descalifica a priori a las probables víctimas de trata que se dice denunciaron a la señora Alejandra.
Los señalamientos que se hacen en torno a Roci Orozco, eran de esperarse. Muchas personas piensan que Alejandra Gil es inocente, pese a lo que digan las ahora llamadas “presuntas” víctimas, descalificándolas ya que la forma en la que se ha manejado este “caso”, así lo hace suponer.
Espero que las descalificaciones hacia una y otra activista, ahora hacia una “presunta culpable” y quien la ha denunciado, no sean el fiel de la balanza en este caso donde se busca justicia para las víctimas de trata de personas y no el ajusticiamiento de nadie.
Desafortunadamente, la organización para la que colaboro desde hace más de veinte años, se encuentra en la primera línea de combate a la trata de personas, pero también a la represión de que han sido objeto no pocas trabajadoras/es sexuales desde que se “emitió” la ley federal en materia de trata de personas del año 2007.
Por tal motivo, me reservó mi opinión sobre este caso, la vida de muchas sobrevivientes y trabajadoras sexuales independientes, está de por medio, así como la seguridad del personal que labora o colabora en Brigada Callejera.
Finalmente, por convicción personal, no voy a prender más fuego en la pira que se ha apartado para la acusada, como en los tiempos que católicos y protestantes quemaban brujas y prostitutas al por mayor. Tampoco voy a ningunear a las víctimas de trata que ahora acusan firmemente a la señora Alejandra. El proceso judicial nos dirá si se sembraron pruebas o sí de manera equivocada se manejo este caso.
Las implicaciones sobre la lucha contra el Sida y contra la violencia hacia las trabajadoras sexuales, serán inimaginables y el costo en infecciones, mayúsculo. Que dios nos agarre confesados/as a todos/as, sobre todo a quienes se ganan la vida con el comercio sexual.
Ya no sólo se trata de utilizar el condón para fincar delitos como lenocinio, incitación a la prostitución y trata de personas, sino también delincuencia organizada.
Se trata en la práctica, independientemente de la opinión e intenciones de la señora Rosi Orozco, de quebrar todo tipo de organización autónoma en el trabajo sexual no asalariado.
Las fauces de la bestia están abiertas y la espada de la terquedad se blande desafiante contra tirios y troyanos.
Padrotes, madrotas y tratantes le apuestan a ver quién nos asesina primero… por otro lado, Tere Ulloa, otras redentoras y Mancera, le apuestan a nuestra destrucción total y definitiva.
Caminando, preguntamos.
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