La polémica detrás de “Alanis”, la película (argentina) sobre una prostituta que es madre

Imagen de los promocionales de la película, tomada del internet.

La polémica detrás de “Alanis”, la película (argentina) sobre una prostituta que es madre

(Comentario: "Alanís", la película.

Por la Agencia de Noticias Independiente Noti-Calle, Ciudad de México, 8 de febrero de 2019:

La película Alanís es una crítica a los operativos anti-trata que en lugar de rescatar víctimas de trata, colocan en una situación de mayor violencia a las trabajadoras sexuales.

Vale la pena ir a verla.

Horarios de la película Alanis en la Cineteca Nacional, Ciudad de México, por metro Coyoacán:

https://www.cinetecanacional.net/php/detallePelicula.php?clv=16224

Viernes 08 de febrero de 2019: SALA 9: 19:15
Sábado 09 de febrero de 2019: SALA 9: 19:15
Domingo 10 de febrero de 2019: SALA 9: 19:15
Martes 12 de febrero de 2019: SALA 9: 19:15
Miércoles 13 de febrero de 2019: SALA 9: 19:15
Jueves 14 de febrero de 2019: SALA 9: 19:15.

Dirección de la Cineteca nacional:
Av. México Coyoacán #389 Col. Xoco Del. Benito Juárez C.P 03330, Ciudad de México - Tel conmutador: +52 (55)4155 1200.
Cartelera telefónica: 4155 1190

Alanis
(Argentina, 2017, 82 mins.):

Director: Anahí Berneri. Guión: Anahí Berneri y Javier van de Couter. F en C.: Luis Sens. Música: Nahuel Berneri. Edición: Delfina Castagnino y Andrés P. Estrada. Con: Sofía Gala Castiglione (Alanis), Dante Della Paolera (Dante), Dana Basso (Gisela), Silvina Sabater (Andrea), Carlos Antonio Vuletich (Román), Estela Garelli (trabajadora social), Santiago Pedrero (Santiago) . Productor: Anahí Berneri, Laura Huberman y Diego Dubcovsky. Distribuidora: Compañía de Cine. Clasificación: C.
Alanis, una prostituta y madre de un pequeño niño, comparte con una compañera un apartamento en el que atiende a sus clientes. Después de que los inspectores municipales irrumpen en su hogar, Alanis comienza un peregrinaje por camas prestadas, trabajos precarios y conflictos con las autoridades, clientes perversos y amigas que no lo son tanto. El quinto largometraje de la directora argentina Anahí Berneri aborda el tema de la prostitución esquivando todo maniqueísmo explotador, para presentar una mirada intimista y libre de prejuicios sobre la vida de su protagonista. Sobresale la interpretación de la actriz Sofía Gala como una mujer que, independientemente de su profesión, trata de salir adelante. )

ENTREVISTA (Por Malena Montes) SECCIÓN CIUDAD dialogó con AMMAR, sindicato de trabajadoras sexuales que participó en el guión del film que protagoniza Sofía Gala Castiglione y que fue prohibido en algunas salas de cine.

Publicado en 3 de octubre de 2017

http://www.seccionciudad.com.ar/la-polmica-detrs-de-alanis-la-pelcula-so...

Martes, 3 de Octubre de 2017

Por Malena Montes @DraCasan

El cine argentino logró un lugar destacado en el palmarés del 65° Festival Internacional de Cine de San Sebastián, al obtener el pasado domingo tres de sus principales premios. Sofía Gala Castiglione se consagró con la Concha de Plata a la mejor actriz por su labor en Alanis, el film por el cual Anahí Berneri, a su vez, ganó la Concha de Plata a la mejor dirección. Así, Berneri fue la primera directora en 65 años en recibir la Concha de Plata.

No obstante, la película no fue bien recibida a nivel social. Muchos cines prohibieron la transmisión de la película en sus salas, mientras que algunos pidieron “cambiar” el afiche donde se ve a Sofía Gala amamantando a un niño.

El “escándalo” de la película deja entrever, una vez más, cómo la desigualdad de género, la opresión del cuerpo de la mujer y la maternidad como rol impuesto en la mujer, continúan firmes en una sociedad patriarcal que insiste en sobrevivir.

Para adentrarnos en el tema del trabajo sexual, SECCIÓN CIUDAD se acercó a la Asociación de Mujeres Meretrices de la Argentina (AMMAR), sindicato que lucha por los derechos de las trabajadoras sexuales, y dialogó con su secretaria general Georgina Orellano. Los reclamos centrales del gremio apuntan a conseguir derechos laborales como cualquier otra profesión. Desde 1995, AMMAR es parte de la Central Argentina de Trabajadores (CTA). Según ellas, más del 86 por ciento son madres.

¿Te gustó la película Alanis?

AMMAR aportó su mirada al guión y nos parece que refleja las problemáticas habituales que enfrentar las trabajadoras sexuales por trabajar en la clandestinidad. La historia central que narra la película empieza con el allanamiento del departamento de la protagonista. Ese allanamiento se inscribe dentro de una política antitrata de personas que llevó adelante nuestro país a partir de 2008. El problema es que esa política equiparó la trata de personas con el trabajo sexual, y eso expuso la constante precariedad de las trabajadoras sexuales. Es decir, que la película muestra cómo el trabajo de una mujer madre se precarizó aún más a partir de ese dispositivo punitivista que es el allanamiento, clausura y detención de su compañera de trabajo.

Sofía Gala afirmó que “prefiero ser puta antes que moza”, frase que fue repudiada por la UTHGRA, gremio de gastronómicos. ¿Qué sentiste cuando la escuchaste?

El sindicato se sintió interpelado por comparar una trabajadora sexual con una moza. Lo que les llega tiene que ver con que se lo comparó con un sujeto político que está atravesado por mucha estigmatización y prejuicios sociales. Se sintieron desvalorizados por que los compararon con un sujeto que no está reconocido laboralmente y, además, socialmente se encuentra condenado.

¿Sabías que hay salas de cine que prohibieron la película?

Hay muchas cadenas de cines que decidieron no proyectar la película, porque creen que su contenido tiene escenas fuertes que pueden herir susceptibilidades del público. Otros aceptaron, pero le pidieron a la directora que cambie el afiche de presentación porque se ve a una trabajadora sexual dando de amamantar a su hijo. Todo esto tiene que ver, de nuevo, con el lugar estigmatizado que ocupa la trabajadora sexual en esta sociedad. Es tal que muchos no quieren reflejar esa situación por la ilegalidad y el vacío legal que hay de nuestra profesión. El hecho que sea una madre, además, tiene que ver con que en el imaginario social “la mamá es la mamá”, y no puede ser puta. Siempre se vió a la puta como un sujeto político aislado de la sociedad, y nunca se la vio como una mujer que tiene dificultades como el resto de las mujeres, que está atravesada por un montón de problemas como la mayoría de las mujeres que vivimos en esta sociedad machista y patriarcal. Siempre hay un aislamiento hacia la prostituta, entonces la película y el afiche traen esa representaciones juntas. Para nosotras, es importante que mucha gente la vaya a ver para que vean lo que es el trabajo sexual, y que se genere más empatía hacia ellas, pero desde la precaridad laboral, no desde el sesgo moral.

¿Cómo te hiciste feminista?

Al llegar a AMMAR, la primera identidad con la que me sentí identificada como trabajadora. Durante mucho tiempo me inscribí dentro del movimiento sindical como una mujer sindicalista que se organiza a partir de un problema. En mi caso primero fui sindicalista y luego feminista, cuando empecé a tener mayor conciencia de género. Entender que hay muchos problemas que nos atraviesan como trabajadoras sexuales, pero no es solamente por el trabajo, sino por el hecho de haber nacido mujer en una sociedad machista y patriarcal, donde los varones tienen más privilegios y las mujeres más desventajas, que esto sucede en todos los ámbitos. No hay un único feminismo. Fui una de las que creía que había un feminismo que estaba en contra de las trabajadoras sexuales y esa fue mi primer experiencia en los encuentros de mujeres. Me encontré con un feminismo que me cuestionaba, que me quería hacer trabajar la culpa, que me decía que era una víctima, que mi discurso estaba aleccionado y que yo no estaba decidiendo libremente sino que era una “imposición” de otras personas. Entonces lo primero que me generó el feminismo fue un rechazo. “Si esto es ser feminista, mejor me quedo en mi casa”, pensé. Cuando me empecé a formar me di cuenta que hay varios feminismos, y que lamentablemente el feminismo que predomina en nuestro país es abolicionista, que se opone a la legalización del trabajo sexual. La mejor manera de disputarle esos espacios a esas feministas que creen que su único discurso es hegemónico y es válido, es justamente no resignarnos, sino ir a disputárselos, generar tensión. Hay muchas mujeres que son feministas pero que todavía no tienen postura tomada sobre el trabajo sexual, y nunca tuvieron la posibilidad de tener frente a una trabajadora sexual. Me dí cuenta que desde AMMAR tenemos las dos banderas. Por un lado, la lucha sindical, que habla de derechos de reconocimiento laborales, de mejores condiciones, de una mirada contra la explotación en todos los mercados laborales; y, por otro lado, una lucha feminista que tiene que ver con la posibilidad de que las mujeres decidan aún teniendo pocas alternativas y pocas opciones; que sean ellas las que decidan qué es lo mejor para su vida, que tomen decisiones y que no haya nadie juzgando y castigándolas por eso.

¿Es necesario enseñar a la sociedad sobre feminismo?

Necesitamos construir una sociedad con conciencia feminista, justamente para que las mujeres podamos tener los mismos derechos que tienen los hombres; o que los varones se cuestionen los privilegios que tienen y que vean que las mujeres estamos en constante situación de desventaja a diferencia de ellos, porque fuimos criadas y criados con esta mirada machista y patriarcal. La ‘puta’ que es trabajadora, es madre y, encima, es feminista, claramente va a incomodar dentro de muchos espacios. Como sociedad nos cuesta comprender que hay mujeres que ejercen el trabajo sexual, porque nos cuesta aceptar que las mujeres deciden. El punto central es deconstruir las miradas prejuiciosas con esa cultura patriarcal en la que fuimos educados y educadas.

¿Cómo ves la lucha feminista en la actualidad?

Tiene mayor visualización que la que había cuando éramos adolescentes. Hoy se habla de feminismo en muchos espacios, se ve en los medios y se convocan marchas marchas multitudinarias para reclamar por nuestros derechos, como el Ni Una Menos. Por eso, hay muchas mujeres jóvenes que están hablando de feminismo y muchos hombres que se sienten cuestionados por el gran avance de la lucha. Falta conseguir mayores políticas públicas. La marcha del 8 de marzo nos dejó una visión de que las mujeres trans, lesbianas y bisexuales, frente al contexto neoliberal al que nos enfrentamos, nos unimos y organizamos a pesar de las diferencias, porque sabemos que la lucha tiene que ser una sola y hay que pelearla en la calle. Pero eso, no se tradujo en un cambio en el Estado. Todavía seguimos teniendo un Instituto de la Mujer, cuando el movimiento feminista lo que pide es que haya un Ministerio de la Mujer que tenga un presupuesto propio. Falta luchar por el sistema penal, porque las feministas sabemos que el sistema penal que tenemos en la Argentina es machista, patriarcal, clasista y selectivo. No somos ilusas de pensar que el derecho penal lo va a solucionar todo, cuando en realidad eso se va a traducir en mayor criminalización de la pobreza, en cárceles llenas de mujeres trans. El feminismo necesita dar una discusión de pensar alternativas por fuera del punitivismo, teniendo en cuenta el contexto político donde hay mayor recrudecimiento de la violencia institucional, mayor represión policial a los sectores sociales. La idea es que la mujer cuando vaya a denunciar no solo tenga el botón antipánico y la perimetral, sino que tenga otras políticas públicas que le generen mayor autonomía y emancipación. Plantear el tema de la ESI en todos los colegios. Otra de la gran deuda para el movimiento feminista es la despenalización del aborto legal, seguro y gratuito, la implementación del cupo laboral trans en todas las provincias, la legalización del trabajo sexual, la derogación de todos los códigos contravencionales. Todas nos unimos bajo el grito Ni Una Menos, pero después tenemos que seguir lamentando cada 18 horas la muerte de una mujer, entonces hay que pensar otras estrategias para que no nos sigan matando.