Las madres se encuentran con la Brigada Callejera

Foto: Maya Averbuch

Las madres se encuentran con la Brigada Callejera
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Encuentro de la caravana de madres con la Brigada Callejera, Ciudad de México. Foto: Maya Averbuch

Las mujeres frente a la caravana de madres Centroamericanas parecen salidas de una fiesta de disfraz por sus cejas verdes, sus mejillas rojas, pintura dorada, con sus cascabeles colgando de sus máscaras.

Visten así porque son trabajadoras sexuales que ofrecen sus servicios en la capital y así vinieron, este 24 de noviembre, para ofrecer su apoyo a madres cuyos familiares han desaparecido en la ruta migratoria.

El trabajo sexual ocurre en espacios escondidos del ojo público, por eso ellas vinieron escondidas de la prensa. Vienen a decirle a la caravana si han tenido pistas a esas madres, hermanas e hijas perdidas.

Aproximadamente el 80 por ciento de las personas que reciben asistencia de la Brigada Callejera, a la que pertenecen estas trabajadoras, son migrantes, según Jaime Alberto Montejo.

Fue gracias a esta Brigada Callejera de Apoyo a la Mujer “Elisa Martínez” A.C. por la que más de una docena trabajadoras llegaron para encontrarse con las mamás de la caravana. La Brigada Callejera fue fundada hace 27 años. Ayuda a 5,000 trabajadoras en D.F. y centenas más en otros estados como Chiapas, Jalisco, Hidalgo, Morelos y México.

Además de las trabajadoras sexuales, la Brigada atiende meseras, cocineras, ficheras y bailarinas.

Ha tejido una red que se extiende a casi todos los estados del país. Les ofrecen servicios como talleres de salud, protección gratis, pruebas médicas, medicamento si contraen Enfermedades de Transmisión Sexual (ETS), y consejo en el proceso de pedir documentos oficiales.

Aunque muchas de las trabajadoras que entran a ofrecer servicios sexuales lo hacen voluntariamente, no siempre resulta así. Las mujeres migrantes específicamente son frecuentemente víctimas de la trata. Sin documentos, no pueden pedir la ayuda de las autoridades para escapar de su situación, y a veces reciben también maltrato de la policía.
La Brigada Callejera y el Movimiento Migrante Mesoamericano (MMM), que organiza la caravana, empezaron a trabajar juntos hace dos años. El acercamiento resultó porque los coordinadores de la caravana estaban buscando maneras de encontrar a parientes en esos sitios “ilícitos” por los que muchos migrantes se mueven para sobrevivir. Han reunido a tres mujeres con sus familias en estos doce años.

“Nos empezamos a acercar al tema de la trata cuando nos dimos cuenta que la mayor parte de la gente que encontrábamos eran hombres, y que no encontrábamos a muchas mujeres pues porque no están disponibles. Empezamos a ver que podíamos hacer, y nos aventamos solos, pero nos recibimos los padrotes en Tapachula a punto de pistola. Entonces, dimos cuenta que era un terreno peligroso que no conocíamos,” dijo Marcha Sánchez Soler, una de las fundadoras del MMM.

Mientras las trabajadoras estaban sentadas en silencio, miembros de la caravana pusieron fotos de sus desaparecidos en la mesa, algunas se sentaron con las fotos colgadas en sus cuellos. Dulce Flores, de Honduras, mostraba la foto de su hermana que desapareció antes de cruzar la frontera con los Estados Unidos. Maria Mercédes Lemus, de El Salvador, habló con una voz temblante sobre su hija que desapareció en 2010. Las otras fotos presentadas en la mesa eran en su mayoría de mujeres jóvenes: una con labios pintadas, otra con una falda tradicional. Pero también otras mostraron fotos de hijos perdidos, con la esperanza de que alguien los reconociera.

Elvira Madrid Romero, la presidenta de la Brigada Callejera, explicó que la gente se encuentra situaciones nefastas por resultado de la violencia. Dijo que han encontrado a niños de diez a catorce años que andan por la calle porque sus familias fueron asesinadas.

Cuando huyen de sus hogares, encuentren más problemas en la ruta: “Otros fueron violados en el camino por las mismas autoridades, otros fueron robados por la poco que traían en sus mochilas, en sus bolsas…”

Montejo explicó que un problema que sigue con las migrantes es que viven indocumentados. Aunque quizás también huyen a México para escapar de una pareja violenta o ahorrar dinero para seguir al norte, a veces se quedan en trabajo sexual porque no tienen otros recursos. De las aproximadamente 250 mujeres que la Brigada Callejera ayudó a regularizar el año pasado, la mayoría cambiaron sus trabajos después de recibir papeles oficiales.

Cuando una trabajadora sin disfraz ofreció hacerles fotos para mostrar a las mujeres en las calles de D.F., Sánchez la explicó que podía empezar con algo más simple:

“Pregúntales si se han comunicado con sus familias.”

Maya Averbuch