Testimonios de tres mujeres que participaron en el vigésimo encuentro de la Red Mexicana de Trabajo Sexual
Por Elvira Madrid Romero de la Agencia de Noticias Independiente Noti-Calle, Ciudad de México, 10 de agosto de 2017.-
El día 9 de agosto se llevó a cabo el vigésimo encuentro de la Red Mexicana de Trabajo Sexual, donde se dio a conocer algunos avances y retrocesos en el plan nacional de lucha a once años de realizar la programación 2006 a 2031.
“Se dio una lucha combativa”, decían varias trabajadoras sexuales trans como Krizna y Alma Delia, el logro y reconocimiento del trabajo sexual como trabajo no asalariado en la Sentencia 112/2013 del Poder Judicial de la Federación (PJF), que a su vez hizo posible que el congreso estatal de Coahuila, lo reconociera como tal en el Código Municipal de dicha entidad.
Esto nos ha permitido presentar dos propuestas de reglamento municipal para Chiapas y Colima.
Las denuncias de las trabajadoras sexuales son los abusos hacia sus clientes en los cobros de 25 pesos por la entrada a la zona de tolerancia de Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, 5 pesos por el uso del baño, 8 pesos por estacionamiento, 159 pesos por tarjeta de control sanitario, 100 pesos por revisiones cada 15 días, 200 pesos por prueba de VIH del sector salud que debería ser gratuita, 82 pesos por prueba de sífilis que también debería ser gratuita porque es de la secretaría de salud, entre 140 y 200 pesos diarios por uso del cuarto donde se ocupan con los clientes por parte de propietarios que no son dueños de los módulos de la zona galáctica, el agua de la llave no es apta para el consumo humano, sale de color chocolate, les venden ilegalmente los condones del sector salud entre 1.50 y 2 pesos cada uno.
Presento tres testimonios de trabajadoras sexuales que fueron objeto violencia contra la mujer.
CARMEN:
Carmen, 24 años, originaria de la Ciudad de México narró su experiencia que tuvo con un hombre que se llevó a 12 compañeras en diferentes fechas, de donde ella trabajaba en el sexo.
“El sombras”, las encerraba, las violaba y las golpeaba hasta cansarse. Estuvo internado en un hospital psiquiátrico y su hermana lo sacó de allí.
A mí me llevó el un día y me tuvo encerrada con el dos días, me contó su vida, que fue violado por su tía, que su padrastro golpeaba a su mamá, a él y a su hermana.
Me dijo que mató a su padrastro y que no quería a las prostitutas, que por eso hacía eso y que cada que mataba a alguien, se enterraba un cuchillo en el pecho pero sin que eso pusiera en riesgo su vida.
A mí cuando me llevó, me lo hizo por todos lados, me golpeaba como si yo fuera un hombre, me insultaba y todo el tiempo me decía que si lo denunciaba me iba a matar, que él me buscaría.
Me llevó a la iglesia de san juditas, que está saliendo del metro Hidalgo, no lo podía creer que él es muy religioso y entonces por qué me hacía todo lo que me hizo, violarme y golpearme tan duro.
Después que me violó toda la noche y me golpeó hasta que quiso, me dijo que íbamos a salir, me agarró del hombro y amenazándome me dijo que si gritaba me iba a matar y yo vi que llevaba un cuchillo y una pistola.
Me estuvo regalando pulseras de san juditas y flores, me tenía sujeta muy fuerte, como si yo fuera su novia o esposa.
Me dijo que si intentaba escapar me buscaría para matarme.
Yo tenía mucho miedo, pero me hacía la fuerte, ya que tengo un hijo pequeño, que tengo qué mantener.
Me llevó a su casa otra vez y me dijo que me iba a dejar libre por mi hijo y porque no le bajé la mirada cuando me golpeaba.
Cuando salí, fui con mis amigas y les conté lo que me pasó, entonces cada una empezó a contar que a ellas también les había pasado lo mismo, pero que a una le cortó la cara, a otra un seno.
Está loco.
Lo denunciamos y cuando lo agarran, porque sabíamos a dónde vive, lo llevan a la delegación y lo dejan libre.
En otro ocasión, lo llevan al bunker de la procu y pasa lo mismo.
La hermana pagó mucho dinero para que lo soltaran.
Él cambia cada rato de carro y camionetas nuevas.
A donde nos llevaba era como un edificio vacío pero sólo él vivía allí. La entrada parecía que hubiera más gente viviendo pero sólo él vivía adentro, estaba muy feo, yo gritaba y nadie me escuchaba.
Lo denunciamos 6 amigas trabajadoras sexuales, sin embargo las autoridades se venden sin importarles que a las trabajadoras sexuales nos violen, golpeen, o maten.
Él tiene VIH, porque cuando lo denunciamos, nos lo dijeron en la procu.
Yo me hice la prueba y salí con VIH, él me infectó. Ya no quiero vivir, me quiero vivir, me destruyó mi vida.
Cuando lo agarraron por tercera vez, nos hicieron ratificar la denuncia en su presencia y nos daba mucho miedo porque la policía y las autoridades se venden.
Les cuento esto para que se cuiden.
Cuando fueron por él, encontraron 2 cuerpos de menores sin órganos, enterrados en la casa y en la sala, pedazos de cuerpos de mujeres.
Me están apoyando en Brigada Callejera para salir adelante con doctoras, me acompañan para que me den mi medicamento y me dan atención psicológica.
KASANDRA:
Kasandra tiene 24 años, nació en Puebla, nos compartió su experiencia cuando la metieron a la prostitución, como ella dice.
Ella no sabía nada.
Un hombre me enamoró, me dijo que se iba a casar conmigo, que íbamos a tener hijos, pero eso no fue así, él me metió a trabajar en esto.
Yo no quería pero me golpeaba mucho, me dejaba toda morada.
Me dio unos zapatos de tacones muy altos, yo nunca había usado ese tipo de zapatos, no podía caminar y tampoco eran mi número.
Me dio una ropa muy chiquita y unas blusas muy cortas.
No me gustaba, pero me obligaba, me llevó a Sullivan, allí me dejó con una chica. Ella me dijo cuánto tenía qué cobrar y cómo tenía que atender a los clientes.
Ella me vigilaba, me decía cuánto me podía tardar con cada uno, le decía qué hacía yo, todo el tiempo.
Eso no me gustaba, luego me llevó a la Merced, allí también había una mujer que me vigilaba, me decía que no le hablara a nadie, me dijo que era su prima, pero no, luego me di cuenta que con ella también vivía, eso no me gustó.
Yo le reclamé al padrote y me puso una golpiza muy fuerte y así toda golpeada, me mandó a trabajar, aunque tenía las marcas de sus manos en mi cuello.
Me quiso matar, ahorcándome.
Una amiga de allí, de la calle, me dijo qué te pasó, yo le conté y me dijo porque no lo dejas, le dije que sí quería, pero que tenía mucho miedo, porque me amenazó con decirle a mi mamá y llevarse a mi hermana.
Mi amiga me dijo que me iba a ayudar.
Él llegó en la tarde y me dijo que cuánto llevaba, pero como no tenía mucho dinero, se enojó y me empezó a golpear en la calle.
Yo corrí y él iba atrás de mí, hasta que mi amiga me alcanzó y me defendió.
Él se fue porque ella le dijo que lo iba a denunciar y también le contestó.
Él se fue y ella me dijo que me iba a llevar con alguien de la Brigada Callejera. Allí me apoyaron, me dijeron que si lo quería denunciar, que era importante para que no siguiera haciendo lo mismo a otras muchachas.
Entonces me llevaron a la SEIDO y lo denuncié. Me metieron a un refugio.
Ya luego, regresé a mi casa, pero como somos muy humildes, me fui a conseguir trabajo, pero regresé al mismo lugar de la Merced.
Ayudé a otras chicas como yo y traigo a una amiga que también estaba como yo, con mucho miedo de su padrote y la apoyé.
Ahora ella y yo estamos casadas, tuvimos un bebé cada una de nosotras y estamos lejos de la calle.
PALOMA:
A mí me ayudó a escaparme Kasandra.
Ella me dio fuerza y me dijo que no tuviera miedo.
El padrote me contaba todo, sabía cuánto tardaba cuando me iba a comer o cuánto tardaba en el baño.
Me golpeaba todo el tiempo, tenía mucho miedo, pero gracias a mi amiga, logramos escapar.
Ahora, sigo adelante.
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