La gran madrota es la delegación.
Trabajadoras sexuales no asalariadas tallereando sus derechos
*Trata es cuando hacen uso indebido de tu cuerpo
*Que cada quien trabaje el día que quiera
Por Jaime Montejo de la Agencia de Noticias Independiente Noti-Calle, México, D.F., 26 de febrero de 2014.- El departamento donde radican las oficinas de Brigada Callejera en la zona de la Merced, se va poblando de trabajadoras sexuales. El espacio es reducido. No caben más de 70 personas sentadas y 10 o 15 de pié, pero la banda sigue llegando, una por una y otras en pequeños grupitos hasta que ya no caben un alma más...
Abajo, en la calle la vida transcurre como todos los días, la vendimia se abre paso entre los marchantes y los coches que pasan en medio de este gran mercado donde encuentras alimentos preparados, fruta, lencería, discos compactos, abarrotes, niños en la calle, teporochos y chineros.
Llegan mujeres de distintos hoteles de la zona, se van sentando hasta que la sala se convierte en un gran salón, donde también se dan cita transgéneros de Tlalpan que hacen trabajo sexual, al igual que sus compañeras del centro histórico de la Ciudad de México.
La gente que se arremolina en los puestos metálicos improvisados en la calle, se sorprende de ver subir a tantas chicas que abandonan su espacio de trabajo, temporalmente para ir a ver qué sigue con esto de la entrega – recepción de las licencias de trabajadoras no asalariadas, ya no las credenciales de control sanitario que denigraban a las portadas en el pasado.
La junta como algunas le llaman, taller para otras, asamblea para las más antiguas en la lucha, tiene como objeto compartir las bondades que el amparo concedido por la jueza primera de distrito en materia administrativa, Paula María García Villegas ofreció el 31 de enero de 2014, a un puñado de trabajadoras sexuales, donde las reconoce como trabajadoras no asalariadas.
Algunas parecen no creer lo que están escuchando. Sus caras muestran incredulidad. Otras no pueden disimular la felicidad de dejar de ser nombradas putas. Las lágrimas les nublan la visión. Los celulares dejan de interesarles a la mayoría, que no pierden el hilo de la reunión.
A la pregunta de Elvira Madrid Romero de qué es trata de personas, una trabajadora sexual de la Merced comentó que Trata es cuando te llevan a la fuerza, cuando hacen un uso indebido de tu cuerpo; y sexoservidora, cuando lo haces por necesidad.
Una verdad repetida incansablemente una y otra vez, pero nadie las había escuchado, sólo la jueza Paula María. Todo es trata de personas y los rescates de las presuntas víctimas, una mera simulación y una gran estadística que se repite en los medios hasta el cansancio.
Una participante señala que se es trabajadora sexual, cuando se decide por si misma y se es adulta. En el caso de mujeres forzadas y menores de edad, es trata de personas sin la menor duda.
Esto ya lo tienen claro la mayoría de ellas, ellas mejor que nadie saben cómo operan los tratantes y madrotas, pero a nadie le había interesado escucharlas. Sólo voces calificadas de la academia y la industria del rescate, sólo almas de buena voluntad que viven como reinas y virreyes.
Yo ya lo viví a los 15 años. Porqué llevarle dinero a un cabrón? Que sea para beneficio de nuestros hijos y de nosotras mismas. Hay que denunciarlos. Nadie hizo nada en ese entonces, nadie lo está haciendo en este momento. Casi todas regresamos a la calle, porque en otro lado no ganaríamos igual.
Abajo, algunas trabajadoras sexuales aprovechan la ausencia de sus compañeras para ocuparse. Ellas no subieron a la convocatoria porque no les interesa este tema. Otras porque les dijeron que tendrán que pagar impuestos, pero no es así. No falta quien se haya quedado porque los de la delegación, la Venustiano Carranza, se los tienen prohibido y otras porque piensan que las cosas van a seguir igual y que eso de reunirse no sirve para nada.
Otra chica comenta que la gente abusa de nosotras, pero vive de nosotras. Cuánto nos cobran en la Merced por guardarnos nuestra bolsa, por el baño, todo te cobran, eso es un abuso. Y como dicen que ganamos mucho dinero, se les hace fácil abusar de la necesidad.
El calor empieza a sentirse y es que alguien dejó cerrada la ventana del consultorio, que permite hacer corriente con la puerta de la entrada al departamento, que hoy hierve de tanta dignidad congregada en tan poco espacio. Dignidad que ilumina el recinto ante tanta oscuridad.
La jueza Paula María, señaló en su sentencia que tenemos derecho de formar sindicatos. Vamos a reclamar ese derecho de entrar al baño a los hoteles como antes de esa ley y de guardar nuestras cosas, sin que los acusen de trata de personas, porque ya vamos a tener nuestras licencias como trabajadoras no asalariadas y eso no es poca cosa.
Derechos que fueron vulnerados con la ley general en materia de trata de personas, pero nadie las quiso escuchar, ninguna redentora consideró necesario hacerlo, total qué les podían platicar esas mujeres de la vida galante.
Además, señaló una participante, no olvidemos que la delegación es la madrota mayor, la gran madame que siempre queda impune y nunca da la cara como lo que verdaderamente es: vividora y abusiva.
Nada qué ver con las mujeres que en la calle son el último eslabón de una cadena de producción multimillonaria, que ahora trata de dar sus últimas patadas de ahogado frente a la resolución judicial, al interponer un recurso de revisión a la sentencia. Y es que los dueños del negocio, al menos eso dicen por aquí, son los delegados y altos funcionarios de la policía muy bien representados en la Asamblea Legislativa del Distrito Federal (ALDF). Sabrá dios, si tienen la razón o es mero chisme de lavadero.
Ya podremos solicitar vivienda como trabajadoras no asalariadas, no que ahora las señoras grandes que enriquecieron a mucha gente durante toda su vida, no tienen a dónde caerse muertas.
Señoras grandes que dicho sea de paso se han caracterizado por la defensa de sus fuentes laborales y que cada primero de mayo desde el año 2006 cuando el subcomandante Marcos convocó al sector de trabajadores a marchar, se sumaron convencidas de la necesidad de hacerle frente a la extorsión policíaca e intentos de desalojo.
Una voz sensual pero muy firme, se deja oír en la Brigada Callejera. En el parque de Pino Suárez hay unas madrotas que exigen 700 pesos a la semana y a la que no paga, le rompen su madre: allí son bien culeras esas viejas, denuncia una de las asistentes al taller sobre derechos humanos, trabajo sexual, trata de personas… y un añadido de último hora: licencias de trabajadoras no asalariadas para el talón.
El fantasma del reordenamiento urbano del Centro Histórico, está presente en cada diálogo, en cada línea, palabra y vocablo pronunciado. A pesar del logro histórico obtenido, la incertidumbre se cierne sobre la audiencia que sabe que la lucha no ha terminado, que apenas está empezando una nueva fase, pero que sólo el ejercicio de sus derechos y la exigencia de su respeto, puede concretarse en tranquilidad para trabajar.
Que cada quién sea responsable de su trabajo y también de defender sus derechos como trabajadoras no asalariadas, repela otra mujer de no más de 25 años de edad, que fuera detenida el 17 de mayo de 2012, cuando la ira de 94 detenidas, dijo basta, esto tiene qué terminar.
Y cómo no va a ser así, si algunas trabajadoras fueron acostumbradas por las capataces de la calle y mediación de las delegaciones, a depender de la madrota para resolver sus problemas. Así ha ocurrido desde que el VIH, fue el pretexto perfecto para imponer a sangre y fuego, feudos callejeros a lo largo y ancho de toda la ciudad.
Que cada quién pueda trabajar el día que quiera, donde quiera y no tenga que estar obligada a pararse en un solo punto o a entrar a un solo hotel. Que nadie te obligue a tomar el taxi de la guardiana del punto.
Esta demanda ya tiene tiempo de ser esgrimida por trabajadoras sexuales independientes de empresarios del sexo, de funcionarios públicos y de partidos políticos; y cada que hay oportunidad, sale a relucir en cada lucha que se ha emprendido contra la discriminación.
A mí una chica me dijo, yo te conecto con mis clientes, a ellos les gusta el anal y el oral sin condón. Le tienes que dar mínimo la mitad de lo que cobres. Pues qué se cree, si eso es trata de personas, hasta la más pendeja se da cuenta.
Gastos de representación, dirían las publirrelacionistas de las dueñas de la calle, derecho de piso se llama en otros lugares, extorsión para otros, explotación sexual para quienes actúan de forma políticamente correcta.
Ahora, también está de moda amenazarse unas a otras con denunciarse por trata de personas, por bobadas, por simples broncas caseras o porque me di cuenta que tengo carnalas y no soy el amor de su vida del cabrón con el que vivo. El pedo está en que si traes cola o tu marido o tu familiar, a ti es a quien se pueden chingar.
Y es que en esto de la cruzada bíblica y feminazi contra la trata de personas, han caído muchas personas inocentes, que tienen que pagar para que otros sigan engrosando sus fortunas con la esclavitud ajena.
Una chica trans, una vestida en el mundo gay poblado también de mayates, chichifos y chacales; comenta que tanto ellas como trans y las mujeres, deben llevarse bien, ya que Brigada y la abogada Zamora, se están preocupando de que tengamos los papales para trabajar en paz.
Y ese es el meollo del asunto. Lo demás es pura falsedad.
Una de las mujeres jóvenes de la Merced, reitera como en otras ocasiones, que ellas también tienen derecho a tener pareja, que no todos los maridos en este medio son padrotes y que tienen que apoyarse para hacer valer sus derechos.
Derechos, que la Comisión del Distrito Federal (CDHDF), nunca quiso ni siquiera mencionar y que ahora causan revuelo en la clase política de esta ciudad y en la industria del rescate que se escandaliza por la inmoralidad con la que la jueza se condujo en este caso.
Como dijera Alejandro Madrazo Lajous, la revolución de los derechos, se ejerce; sino se organizan, no van a poder disfrutarlos.
Eso, ya lo saben las presentes.
Elvira Madrid es activista de Brigada Callejera, una de las organizaciones impulsoras de esta conquista histórica sin precedente en México, donde los abogados Bárbara Zamora y Santos García del bufete Tierra y Libertad, lo hicieron posible.
- Inicie sesión o regístrese para comentar