Trabajadoras sexuales y académicos intercambian experiencias sobre trabajo sexual y trata de personas
Visitan académicos de diferentes partes del mundo a trabajadoras sexuales organizadas
Analizan desde una perspectiva crítica los conceptos de trata y trabajo sexual
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Nortiese, marzo 18 de 2015.
En Nueva York, la India, Corea del Sur, Lagos, Nigeria, República Dominicana o el barrio de La Merced en la ciudad de México, el problema de la diferenciación entre los conceptos de trata y trabajo sexual causan estragos en quienes deciden, de manera voluntaria, vender sexo en alguna calle, debido a que cada vez son más intensas las persecuciones en su contra debido a que las legislaciones contra la trata han recrudecido sus contenidos.
Por esta razón, investigadores e investigadoras de diferentes partes del mundo, especialistas en temas como trabajo sexual y trata de personas, se reunieron en el primer plano de la Ciudad de México, con integrantes de la Red Mexicana de Trabajo Sexual a fin de conocer su situación e intercambiar puntos de vista sobre las legislaciones de trata de personas elaboradas en diferentes países.
En dicho encuentro, celebrado de manera previa al foro Sexo, poder y dinero: perspectivas críticas sobre “la trata de mujeres” del Programa Universitario de Estudios de Género de la UNAM, Elvira Madrid, integrante de la organización civil Brigada Callejera de Apoyo a la Mujer “Elisa Martínez”, comentó que en México, en muchas ocasiones, las leyes anti trata han provocado una mayor vulnerabilidad para las víctimas de trata debido a que, han observado, se comenten irregularidades como hacer pasar a algunas como menores de edad, sobretodo a las migrantes centroamericanas, o se ofrecen visas humanitarias para quien diga que es víctima de trata o diga que alguien es parte de una red, aunque ejerza el trabajo sexual por su propia voluntad.
Por su parte, Alma Delia, de la Cooperativa de trabajadoras sexuales “Ángeles en busca de la libertad”, recordó que este sector de la población ha sido fundamental para llevar a cabo tareas como campañas de prevención del VIH, impartición de educación sexual y erradicación del estigma hacia las y los trabajadores sexuales.
Sin embargo, lamentó, una gran realidad es que el condón sigue siendo un elemento para acusar a las y los trabajadores sexuales de lenocinio y proxenetismo cuando lo único que buscan es protegerse de una infección de transmisión sexual.
Asimismo, Krishna recordó que logros como la obtención de un amparo que reconoce a las y los trabajadores sexuales como trabajadores no asalariados en el Distrito Federal se debió al propio esfuerzo de las y los trabajadores sexuales y a su capacidad para ser autogestivos y autorganizarse.
El grave problema, añadió, es que el gobierno crea sus propias organizaciones para justificar leyes contra la trata y diversas acciones como los operativos.
Al respecto, Mérida recalcó que efectivamente los operativos y las leyes tan restrictivas afectan a quienes ejercen el oficio de manera voluntaria por que los cuerpos policiacos encarcelan sin investigar, fincan delitos falsos, violan y golpean con impunidad.
Para Elvira, lo que más afecta a las y los trabajadores sexuales, incluso más allá de la ley, es la corrupción y la discriminación hacia este sector, sobretodo de la clase política, pues aunque hagan compromisos en la materia, una vez instalados en el poder, “no ven, no escuchan, ni tampoco trabajan”.
La experiencia internacional
Tras escuchar las experiencias en México, Svati Shah de la Universidad de Massachusets y con más de 15 años de investigación en la materia en la India, comentó que en un principio, en la nación asiática, el movimiento del trabajo sexual hindú estuvo enfocado a la prevención del VIH, sin embargo, en los últimos años, el tema ha caído en el campo de la lucha contra la trata, sobretodo, afirmó, por que los gobiernos desean tener más control sobre los migrantes, los flujos fronterizos, las fronteras, y por supuesto, las personas pobres.
Para la investigadora, el recrudecimiento de leyes relacionadas con la trata de personas no genera un beneficio para las personas sino sólo para los gobiernos. Al respecto ejemplificó que en algunos “barrios rojos”, quienes ejercen el sexo comercial de manera voluntaria, al observar a alguna chica o chico nuevo, le preguntan cómo llegó ahí y por qué, a fin de detectar a posibles víctimas de trata y evitar que las redes de tratantes invadan estas zonas.
En otros lugares como Corea del Sur, el trabajo sexual está criminalizado, sobretodo, ante el afán del gobierno por obtener las certificaciones en la lucha contra la trata por parte del gobierno de los Estados Unidos, afirmó Sealing Cheng de la Universidad de Hong Kong.
La autora de On the Move for Love comentó que el gobierno coreano nunca hizo caso a las protestas de las y los trabajadores sexuales del lugar para suprimir leyes anti trata que penalizaban cualquier indicio de venta de sexo.
Además, indicó que hay factores culturales como el que la prostitución legalizada se asocié directamente con la colonización japonesa, pues durante ese período, el trabajo sexual era permitido por los japoneses.
Sobre la situación en los países escandinavos, Sine Plambech del Instituto Danés de Estudios Internacionales comentó que en estas naciones, el trabajo sexual es visto como un problema social debido a que el mayor número de quienes lo ejercen son migrantes, situación que conecta al tema directamente con las políticas de migración.
Una de las primeras respuestas fue la Suecia, comentó, donde se decidió penalizar con una multa enviada a domicilio a los clientes de las trabajadoras sexuales. Dicha situación, comentó la antropóloga, provocó que muchas de estas mujeres se escondieran y ya no ejercieran el trabajo sexual en las calles sino por medio de internet u otros medios, lo cual genera mayor vulnerabilidad aunque los gobiernos aseguren que la medida ha sido efectiva.
Investigadores con trabajo de campo en países como Nigeria señalaron que en el país africano se ha criminalizado, bajo el pretexto de la trata de personas, a niñas que venden sus productos en la calle y que en muchas ocasiones se dedican al trabajo doméstico como fuente alterna de obtención de ingresos.
Casi al finalizar el encuentro, Elvira Madrid refirió, que al menor en México, 75 por ciento de las personas que se dedican al trabajo sexual, lo hacen por necesidad económica.
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