Cuestionamientos abolicionistas por excelencia contra el trabajo sexual
Por Jaime Montejo, activista de la Brigada Callejera
Material de discusión
Agencia de Noticias Independiente Noti-Calle, Tapachula, Chiapas, 2 de agosto de 2018.-
En las grandes discusiones sobre el reconocimiento o negación de derechos laborales de las trabajadoras sexuales, muchos esfuerzos se debaten entre verdaderos eslogan comerciales como “el baile a la sombra de la trata” que criminaliza a quienes promueven este tipo de actividad, actos de fe como plantear a partir de un solo caso la ejemplificación de lo que representa la trata de personas con fines sexuales: “fui violada 11,794 en un año, veces cuando fui esclava sexual”.
Otro recurso muy utilizado son las preguntas capciosas, verdaderos sofismas de distracción, que buscan enjuiciar moralmente a las personas a las que se les cuestiona.
Una pregunta capciosa es aquélla que respondas lo que contestes, siempre va a tener la razón quien lanzó el cuestionamiento o al menos te va a colocar en un aparente gran dilema.
“Captĭo procede de captus, el participio pasivo de capio, capere, verbo que significa 'tomar', 'coger', 'capturar' y que ha dado muchos derivados en español como: municipio, fórceps, aceptar, percepción, incapaz, inconcebible, anticipo, acatar y otras. Estos vocablos tienen relación con la raíz indoeuropea *kap- (coger, tomar), que también se asocia a otras palabras latinas como captare, capax, capulare, capsa, etc. “
“El diccionario de la Real Académia Española recoge el término en su edición de 1729 y dice que significa "engañoso y fraudulento con artificio. Es del latino captiosus; pero tiene poco uso en castellano".
Un sofisma de distracción no es otra cosa que una cortina de humo,
“es un patrón de razonamiento incorrecto, una trampa dialéctica o retórica, que se usará para avanzar en una conclusión errónea, para despreciar o evitar los argumentos válidos de los demás sin tener contra-argumentación”,
indica Isa Anderson en un blog del internet.
En esta ocasión retomaré dos preguntas ya clásicas, que han servido como lema comercial para diferentes campañas anti-derechos de las trabajadoras sexuales.
La primera de ellas se dirige a varones que postulan que el Estado debe garantizar certeza y seguridad jurídica a las trabajadoras sexuales:
“¿Has comprado los servicios de una mujer en situación de prostitución?”.
El segundo cuestionamiento dirigid a cualquier persona, pero especialmente a trabajadoras sexuales:
“Si tu hija te dijera que se va a dedicar a la prostitución, ¿qué le dirías?, la contestación invariablemente es una…”,
señalan quienes se oponen a los derechos laborales de las trabajadoras sexuales.
Vamos por partes.
Sobre el pago de servicios sexuales.
Si el varón contesta que sí, inmediatamente será acusado de ser un “prostituyente”, esto es, un perpetrador de violaciones sexuales, aunque no lo sepa, que satisface sus deseos sexuales sobajando a mujeres indefensas, que viven en condición de secuestro, o en situación de prostitución y nada pueden hacer para evitarlo.
Si la respuesta es negativa, le van a indicar que al no consumir servicios sexuales, les está dando la razón a quienes buscan la abolición de la “prostitución”.
Ahora, con respecto a la pregunta sobre la hija.
Si la trabajadora sexual contesta que le diría a su hija que no se dedique a dicha actividad por los riesgos que implica, o cualquier otra justificación para que no lo haga; le dirían a ella que les está dando la razón, porque dicha actividad es indigna.
Si la respuesta de la trabajadora sexual es que la apoyaría en esa decisión, la acusarían de ser una explotadora en potencia o una tratante en la vida real.
¿Qué contestar entonces ante tales planteamientos?
Señalar que se trata de preguntas malintencionadas donde se responda lo que se conteste, siempre va a tener la razón quien pregunta.
Indicar que no es ético hacer tales cuestionamientos y que en todo caso, las trabajadoras sexuales necesitan atender a sus clientes para sobrevivir y muchos de ellos están anclados al comercio sexual y pueden llegar a ser grandes compañeros de ruta de las trabajadoras sexuales y algunos, sus parejas sentimentales.
Con respecto a las decisiones de las hijas, el camino que genera autonomía individual es apoyarlas en las decisiones que tomen, señalándoles que cada quién construye su futuro a partir de opciones y decisiones informadas para que luego no se arrepienta, independientemente del camino que deseen tomar en sus vidas.
Brigada Callejera
La postura de la Brigada Callejera de Apoyo a la Mujer “Elisa Martínez” A.C., con respeto a ese tipo de preguntas es que la vida y las decisiones que todos los días toman las trabajadoras sexuales, son un arcoíris de múltiples colores donde cada quién vive su realidad de manera diferente a las demás.
Por ello, la Brigada Callejera no considera que la respuesta hacia la trata de personas deba ser una sola, sino que se debe responder a cada contexto en particular, con medidas específicas para tales circunstancias.
Brigada Callejera es una organización con más de 30 años de experiencia en la defensa de los derechos laborales de las trabajadoras sexuales, la prevención y detección del VIH e ITS y la movilización comunitaria ante la trata de personas.
Brigada forma parte de la Alianza Global Contra la Trata de Mujeres, the Global Alliance Against Traffic in Women, GAATW.
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