Mercadeo Social de Condones realizado por la Brigada Callejera:
Brigada Callejera de Apoyo a la Mujer, “Elisa Martínez” A.C., se hizo acreedora el 6 de junio del año en curso, al Reconocimiento Institucional por la igualdad y la No Discriminación 2019, otorgado por la Asamblea Consultiva del Consejo nacional para Prevenir la Discriminación, Conapred, en la segunda sesión ordinaria, según lo acredita el ACTA AC/ORD/2/2019, disponible en la página de dicha institución y en la biblioteca virtual de esta agencia de noticias, según el Acuerdo 9/2019.
Ver el ACTA AC/ORD/2/2019:
https://www.conapred.org.mx/userfiles/files/Acta%202a%20Ord%20AC%202019.pdf
https://ia601504.us.archive.org/23/items/acta2aordac2019/Acta%202a%20Ord...
El núcleo inicial de la organización, inicia la distribución periódica de condones gratuitos entre algunos grupos de trabajadoras sexuales de nivel socioeconómico bajo en el Distrito Federal, en 1993, con el objeto de establecer condiciones propicias que nos permitieran obtener un diagnóstico confiable sobre el fenómeno de la prostitución y así poder estructurar una intervención comunitaria a mediano y largo plazo en alguna zona prioritaria de trabajo sexual, como fue la Merced – Mixcalco. Después se suman trabajadoras sexuales transgénero.
Sin embargo, no era suficiente la entrega de condones, hacía falta modificar conductas de riesgo y generar espacios de discusión y diálogo entre mujeres trabajadoras sexuales. Es así como en 1995 produjimos guías educativas, material didáctico y recorridos a los lugares de trabajo sexual, indispensables para iniciar procesos de inserción comunitaria.
Video de "Otras voces, otra historia":
https://www.youtube.com/watch?v=QtbTslAwFls
Condones Encanto y otros productos de la marca:
https://www.youtube.com/watch?v=hrSfF-hst6U
La primera crisis de condones gratuitos la tuvimos cuando el CONASIDA decide disminuir hasta el 10% la dotación mensual autorizada a Brigada Callejera, a mediados de 1995, por cuestionar el control sanitario forzado que se realizaba entre trabajadoras sexuales, donde se violaban sus derechos humanos y su dignidad humana.
En este momento comprobamos que la asignación de condones gratuitos a las ONGs, puede convertirse, como hasta la fecha ha ocurrido, en un mecanismo de control utilizado para generar corrientes de opinión favorables a la institución, donde no median criterios técnicos de entrega de tan vital producto, sino el favoritismo con aquellos grupos más o menos incondicionales a los manejos políticos del momento.
A pesar del desabasto de condones gratuitos, continúa su demanda entre trabajadoras sexuales atendidas por la organización. En este momento iniciamos el mercadeo social de condones con material subsidiado, comprado a organizaciones que lo promueven como anticonceptivo.
La falta de recursos y la necesidad reampliar el programa de prevención, requería de recursos económicos adicionales. Quizá los condones comprados, en algún momento podrían darnos esos recursos para imprimir folletos, pagar el teléfono, pasajes y la renta de algún lugar para instalar un centro social.
Tan pronto empezaron a distribuirse condones a bajo costo, la solicitud de estos insumos para la salud aumentó notablemente, así como la petición de talleres de información sobre VIH/Sida y derechos humanos. Inician los pedidos telefónicos a las casas de algunos compañeros y la oportunidad de generar recursos adicionales para la operación de un programa de atención a trabajadoras sexuales, pero se presentó un problema.
En este momento no contábamos con el número suficiente de condones para satisfacer las peticiones que cada día aumentaban. Fue así como decidimos emplear parte del dinero que las trabajadoras sexuales pagan por los condones para comprarlos en gran cantidad a otros distribuidores; pudiendo almacenar un mayor volumen del producto y cubrir completamente las solicitudes de compra.
Ello implicaba que la Brigada Callejera ganaría un poco menos de dinero en cada condón, pero era la única forma que había para atender los pedidos. Esto benefició también a los grupos que nos abastecían condones, al aumentar las ventas.
Sin embargo, nos dimos cuenta que teníamos otro problema en puerta. No podíamos entregar condones con la prontitud que lo requerían los pedidos. Las trabajadoras sexuales los querían inmediatamente para ocuparse protegidas. Hicimos lo que pudimos pero la distribución avanzó lentamente. Las entregas ocupaban cada vez más tiempo y descuidamos otras actividades por atender las peticiones de condón.
Para solucionar el problema compramos una línea telefónica. Esto implicó gastar (después entendimos que se trataba de una inversión) un poco más dinero procedente del mercadeo social de los condones, pero garantizó la toma oportuna de pedidos con mayor rapidez.
A pesar del teléfono, seguía sin poderse atender los nuevos pedidos con la eficacia esperada por todos, y seguían posponiéndose los talleres de información.
¿Por qué no recurrir a otras mujeres para que colaboraran con la impartición de talleres, la distribución de los condones y la atención de los pedidos telefónicos? Comprometer a otros voluntarios, tiempo extra disponible, exigía gratificarlas económicamente por su trabajo con una parte del dinero con el que las trabajadoras del sexo pagaban los condones.
Las nuevas colaboradoras estaban contentas porque tenían la oportunidad de ganar un poco de dinero extra y de colaborar en la respuesta que estábamos dando al VIH/Sida.
Pese a contar con varias fuentes de abastecimiento, el desabasto periódico y las alzas recurrentes en el costo de los condones subsidiados fue recurrente, lo cual limitó el impacto del programa y su mismo alcance en el periodo comprendido entre 1995-96, dado que el precio aumentaba con desmesura y demasiado pronto para el gusto de las mujeres que adquirían los condones.
La alternativa fue llevar a cabo un estudio de factibilidad financiera, organizacional, técnica y de mercado para lanzar una nueva marca de condones masculinos, al público, propiedad de Brigada Callejera.
Dicho estudio comprendió la selección de la marca y su diseño, a través de grupos focales en la zona de la Merced; su registro ante la SECOFI y la SSA, para que se evaluara si cumplía con las disposiciones de la Norma Oficial Mexicana que establece las especificaciones de los condones de hule látex (NOM-016-SSA-1993).
Ante el desabasto periódico de condones, diseñamos en el segundo semestre de 1996, un plan de inversión y abastecimiento que incluyó la cotización de condones de marca adquiridos en el mercado nacional e importados, y otros estudios para establecer la viabilidad de la comercialización a bajo precio, manejando costos de mercado, sin subsidio alguno.
Fue así como un grupo de universitarios, nos diseñó la campaña de publicidad directa “Cuando le pones… Encanto, responde.” Del punto de encuentro al consumidor. Capacitamos a trabajadoras sexuales como promotoras de salud distribuidoras de condones Encanto, a través de rutas periódicas de mercadeo directo.
Uno de los resultados del estudio de mercado, es que la población a la que va dirigida, pertenece a la clase D y su hábito de medios son revistas de bolsillo como el “sensacional de barrios”, por ser económicas y con una lectura fácil, con las que se identifican.
Posteriormente, la organización diseña una segunda marca de condones que es presentada en sociedad en la marcha de Orgullo lésbico, gay, bisexual, travesti, transexual y transgénero (LGBTTT) de 1999, dirigida a hombres que tienen sexo con otros hombres, entre quienes sobresalen la población gay y transgénero (“vestidas”), que realiza trabajo sexual.
Más adelante, en un proyecto tripartita, con el COESIDA Jalisco, siendo Secretario Técnico la doctora Patricia Campos y con la OMS/OPS, siendo el titular de dicha institución el doctor José Romero Keith, en el año 2001, obtuvimos el registro sanitario del condón femenino de poliuretano, del cuál fuimos despojados después por parte de una trasnacional de mercadeo social, apoyada por el gobierno mexicano y norteamericano: DKT.
Cabe señalar que nuestras marcas de condones Encanto®, Triángulo® y The female Condom®, han participado en los últimos seis estudios de calidad de la PROFECO y las calificaciones obtenidas nos llenan de satisfacción.
Sin embargo, los ataques a nuestro programa de mercadeo social, surgieron por parte de funcionarias del CONASIDA – CENSIDA de la Secretaría de Salud y de las ONGs con trabajo en Sida, que sentían que un grupo de recién aparecidas y aparecidos, no tenían porqué haber estructurado un proyecto de tal dimensión, sin su asesoría o consentimiento.
Fue entonces cuando DKT y PSI, entraron al mercado de condones para desaparecernos, ya que mientras esas dos trasnacionales contaban con recursos de la USAID y del gobierno mexicano, Brigada Callejera sólo contaba con el trabajo de hormiga y el compromiso con la construcción de un mundo donde quepan muchos mundos.
En países como Bangladesh, la India y Paquistaní, se habla de la “crisis del condón”, provocada por dichas trasnacionales y sus filiales en dicha región, que en un momento dado “condonizaron” la región con productos gratuitos y a bajo costo, y luego que desaparecieron a sus contrapartes comerciales, alzaron el precio del condón por las nubes, además de ejercer un control de multitudes a través de su participación en la lucha contra el VIH/Sida.
Por otro lado, en el año 1992, inauguramos nuestra primera tienda “El Encanto del Condón”, que precedió a la que tuvimos instalada en nuestro centro social (1995 – 1998), ubicado en ese entonces en el traspatio de la Parroquia de la Soledad.
Ese mismo año coordinamos la realización de más de cincuenta ferias del condón realizadas en el Distrito Federal, estado de México, Puebla, Tlaxcala, Michoacán, Veracruz, Querétaro, Guanajuato y Jalisco, entre otras entidades de la república mexicana, donde participaron trabajadoras – res sexuales como promotoras –res de salud sexual y salud reproductiva.
A partir de las condonerías instaladas en varios estados de la república, se desarrolló un modelo de educación sexual dirigido a población adolescente y juvenil, con sus respectivas historietas y guía de discusión, en las que participaron jóvenes de ambos géneros de colonias populares del Distrito Federal.