Denuncias anónimas de trabajadoras sexuales o posición oficial de Brigada Callejera de Apoyo a la Mujer, “Elisa Martínez”, A.C. sobre el MeToo, desde nuestras circunstancias.

collage de fotos del 1 de mayo de 2019

Denuncias anónimas de trabajadoras sexuales o posición oficial de Brigada Callejera de Apoyo a la Mujer, “Elisa Martínez”, A.C. sobre el MeToo, desde nuestras circunstancias.

Por Elvira Madrid Romero, presidenta de la organización.

Ciudad de México, 8 de mayo de 2019.

Antes de que surgiera el MeToo en Hollywood y su versión mexicana que ha posicionado el tema de las agresiones sexuales contra las mujeres, las trabajadoras sexuales en México ya habían hecho denuncias públicas sin quienes organizaron dichas iniciativas, hayan mirado hacia las márgenes de la calle, reconociendo la dignidad de quienes allí se gana y se juegan la vida, como las y los periodistas, las y los luchadores sociales y las y los defensores de derechos humanos y de la naturaleza misma.

Brigada Callejera ha realizado cientos de denuncias públicas contra funcionarios públicos señalados por trabajadoras sexuales como abusadores, violadores, extorsionadores, tratantes y asesinos, entre otras características criminales adicionales, durante 30 años. En la práctica, la Brigada ha funcionado como una plataforma o periódico mural, donde se cuelgan reseñas de múltiples deliberaciones y toma de decisiones, que ha hecho posible difundir denuncias concretas, donde nadie más que otras organizaciones defensoras de trabajadoras sexuales lo han hecho y no desde el feminismo punitivista o incluso pro-derechos, que todavía no voltea su mirada sororaria y/o clasista hacia estas prestadoras de servicios (sexuales).

Muchas de esas denuncias las hicieron trabajadoras sexuales de manera anónima, por temor a represalias. Hacer denuncias públicas es un derecho, no una moda. Desmentir esos dichos o hacer caso omiso a ellas, también. Ahora, ante una denuncia pública, anónima o no, las autoridades judiciales están obligadas a investigar y las denunciantes a continuar ese camino o a no hacerlo.

Uno de esos casos es el de trabajadoras sexuales de las inmediaciones de la central de abastos de Ecatepec, que denunciaron a polícias municipales de esa ciudad y a uniformados de la estatal, que las extorsionaban y además que explotaban y siguen haciéndolo a un número variable de adolescentes que además son víctimas de trata de personas y probablemente han sido reportadas como desaparecidas en las redes sociales.

De ese grupo de trabajadoras sexuales de Ecatepec, se encuentra actualmente privada de su libertad, Laura Sánchez Menchaca, acusada de secuestro en la causa penal 359/2018, en lo que parece ser un caso de venganza policíaca por las denuncias referidas en el párrafo anterior.

No es la primera vez que trabajadoras sexuales víctimas de violencia policíaca, privación ilegal de la libertad, tortura u otras prácticas inhumanas; son incriminadas de delitos que no cometieron, acusadas incluso por otras mujeres o lo que es peor, por otras compañeras: Allí, la cruzada nacional contra la trata de personas, nunca tuvo ni quiso tener eco y es uno de los mecanismos por medio de las cuales el Estado Proxeneta, se perpetúa y normaliza.

Aprendizajes:

Con el tiempo nos dimos cuenta que algunas denuncias “anónimas” contra servidores públicos eran falsas y que en varias ocasiones la organización fue utilizada de manera tendenciosa para doblarles las manos a dichas autoridad y actuar con impunidad o sacar del camino a otros dueños de bares, cantinas u hoteles de paso; en todo caso con fines diferentes a los de la justicia o el derecho al trabajo.

En la Ciudad de México se han visibilizado casos de acoso sexual e intentos de desaparición de mujeres entre usuarias del metro y metrobus. Sin embargo, también hay grupos de carteristas que utilizan a mujeres “acompañantes” para que cuando el usuario asaltado quiera hacer la denuncia a policías de la ciudad, sean acusados previamente de abuso sexual. También sabemos de venganzas políticas “ajustadas” a través de diferentes denuncias anónimas o penales.

El caso sonado de la recta final del proceso electoral del 2018, donde una “víctima” de trata (no una sobreviviente), acusó falsamente de dicho delito a un connotado militante de Morena, aleccionada por predicadores neo-pentecostales, es otra muestra más de falsas acusaciones hechas por presuntas “pasivas del delito”, en este caso con la finalidad de descalificar en el nombre de Dios y de las víctimas de trata de Sullivan, a un aliado estratégico de las trabajadoras sexuales, con quien hemos tenido diferencias muy notables en el pasado, que pese a ello se ha comportado de la manera más decente posible con ellas: con todo respeto y reconociendo siempre su dignidad como personas y mujeres.

¿Qué hacer para no darle soporte a falsas acusaciones?

Para nosotras en Brigada Callejera, el maternalismo también es violencia y pretender que denuncias sin solidez van a cumplir su cometido y abrir el camino hacia la justicia, es una presunción que nos puede llevar hacia la prohibición de la prostitución y que nos hermanaría con los sectores más intransigentes del abolicionismo y puritanismo sexual.

Sobre esa base hemos descubierto sin mucho esfuerzo, que detrás de algunas acusaciones hay agendas ocultas como sacar del mercado sexual a competidores de la industria sexual, hotelera o de la diversión para adultos, como en su momento ha ocurrido entre empresarios de la noche que han prefabricado a víctimas para sacar del paso a sus competidores.

Otra agenda oculta, es reprimir a grupos de trabajadoras sexuales independientes que buscan erradicar todo tipo de explotación laboral, para romper de tajo con ese tipo de rebelión.

Una de las acusadoras principales de una trabajadora sexual de la Merced, me dijo que acusó de trata de personas a su carnala para poder convertirse en la primera dama de su grupo.

En todos los casos, la palabra de una víctima, difícilmente puede ser cuestionada por un consenso social que les da autoridad moral sobre cualquier otra persona.

Entre migrantes acusadas falsamente de trata de personas en Chiapas en el sexenio pasado, connacionales de ellas ratificaron denuncias penales con el objeto de tener acceso a la regularización migratoria y de no ser incriminadas como las acusadas.

Decisiones:

Procuramos a veces de manera muy irregular y según nuestras capacidades limitadas, analizar de forma colectiva cada caso presentado por la Brigada Callejera, tanto las pruebas “testimoniales”, como cualquier otro indicio que nos pueda acreditar que la acusación no es producto de una revancha o lucha de poder entre padrotes o autoridades. Así mismo, invitamos a las trabajadoras sexuales a realizar las acusaciones penales pertinentes, así como quejas ante comisiones de derechos humanos o consejos contra la discriminación. Sin embargo, pocas veces es posible hacerlo, por la vergüenza de ser balconadas o el miedo a ser víctimas de más violencia, como el feminicidio.

Por ello consideramos que uno de los riesgos de darle cobertura a todas las denuncias anónimas que trabajadoras nos hacen llegar, es ser utilizadas para fines distintos a la impartición de justicia, reafirmando cacicazgos tan nefastos como los atacados y dándole oxígeno a planteamientos que bogan por la abolición de la prostitución e infantiliza a las trabajadoras sexuales.

Por otro lado, dejar de escuchar a las denunciantes y no apoyarlas para difundir sus denuncias, cerraría el círculo perverso de la cultura del silencio y de la soledad a la que están sometidas las trabajadoras sexuales en México.

En ese sentido, las decisiones al respecto, nunca son sencillas.

Por esta y otras razones, no podemos centrar el anhelo de justicia hacia las mujeres en juicios sumarios, en este caso trabajadoras sexuales, pero pudieran no serlo y tratarse de activistas, estudiantes, periodistas o cualquier otro grupo, donde un acto de FE en la palabra de una acusadora, sea el único elemento que nos impulse a denunciar casos de violencia en el talón o en otro contexto social.

Brigada Callejera de Apoyo a la Mujer, "Elisa Martínez", A.C., es una organización anti-patriarcal, anti-capitalista y anti-sistémica que no le hace eco a falsas promesas de "desarrollo social", con 30 años de experiencia en la defensa de trabajadoras sexuales y víctimas de trata, en la prevención del VIH e ITS y en la movilización comunitaria ante la trata de personas.

Brigada forma parte de la Alianza Global contra la trata de Mujeres, GAATW, por sus siglas en inglés.