SEMINARIO INTERNACIONAL “GÉNERO, PREVENCIÓN Y TRATA DE PERSONAS”
Por la Agencia de Noticias Independiente Noti-Calle, Ciudad de México, 17 de octubre de 2019.-
Auditorio Pablo González Casanova, FCPyS de la UNAM
Mesa 1, Prevención desde la visión del trabajo sexual.
México, 2019. Por Elvira Madrid Romero, feminista, activista anti-trata y pro derechos de las trabajadoras sexuales durante los últimos 30 años, integrante de Brigada Callejera.
Prevención de la trata de personas con fines de explotación sexual, una mirada desde el trabajo sexual: El caso de las trabajadoras sexuales organizadas en torno a la Brigada Callejera de Apoyo a la Mujer “Elisa Martínez”, A.C. y a la Red Mexicana de Trabajo Sexual. Treinta años de aprender caminando.
Las trabajadoras sexuales y organizaciones defensoras de sus derechos en México, han hecho muchos aportes a la lucha contra la trata. El Informe México 2018, elaborado por el antropólogo Francisco Lagunes Gaitán e impreso por nuestra organización, explora con mayor profundidad ese tema. Sin embargo, las trabajadoras sexuales, siguen siendo uno de los grupos sociales más negados por un sector del feminismo, por sus empleadores, por servidores públicos, hombres y mujeres que se benefician de la prostitución ajena, por un sector de la academia, así como por monjas y predicadores cristianos.
Las trabajadoras sexuales son un sector invisible en la lucha contra la trata de personas, que han sido borradas por quienes administran los recursos de la industria del rescate y de la industria de la fe. Esa identidad laboral como trabajadoras sexuales, les ha permitido hacer una diferencia entre trabajo sexual y trata de personas. Es así como las trabajadoras sexuales organizadas en torno a la Brigada Callejera, colaboran activamente en actividades preventivas de trata de personas, al aportar sus propias historias y las de sus compañeras en iniciativas de investigación acción feminista participativa que produjeron una colección de 18 títulos de historietas y audio cuentos de la campaña “La trata no es cuento. Disfruta, aprende y actúa: Cómics contra la trata.”
Posteriormente, al participar en actividades de lectura y debate de dichos cómics, al aportar elementos a tres investigaciones de la Alianza Global contra la trata de Mujeres, GAATW, por sus siglas en inglés, sobre percepciones de sobrevivientes de trata de personas con fines sexuales, la segunda sobre el papel de las trabajadoras sexuales en la lucha contra la tercera y la que está por difundirse sobre violencia de género en el mundo del trabajo sexual en México. Así mismo, trabajadoras sexuales reunidas en un encuentro nacional de la Red Mexicana de Trabajo Sexual, convocado por la Brigada Callejera, produjo los lineamientos del “Protocolo Facultativo para distinguir entre trabajadoras sexuales, a víctimas de trata y/o de explotación sexual o extorsión.”
Otro aporte de las trabajadoras sexuales organizadas en torno a la defensa de sus fuentes y conquistas laborales, es organizarse de manera autónoma e independiente con respecto a partidos políticos, administraciones públicas, dueños de los negocios en los que laboran e iglesias, para hacerle frente a los abusos de que son objeto todos los días por la ausencia de un marco jurídico que les dé certeza y seguridad jurídica como al resto de trabajadoras de otros oficios y profesiones.
Otros aportes han sido acompañar a sus compañeras a iniciar denuncias penales contra padrotes y madrotas, ofrecerles hospedaje y alimentación, pagarles el boleto de camión a mujeres adolescentes que estaban en contra de su voluntad en las calles, bares o cantinas, para regresar a sus pueblos de origen, realizar aportes significativos a las fiscalías de trata que han solicitado apoyo. Otro aporte es hacer periodismo comunitario y denunciar cómo funciona la trata de personas, sin intermediarios de ningún tipo. Ejemplo de ello el libro “Putas, activistas y periodistas”, elaborado en coedición entre Brigada Callejera y Desinformémonos.
En Tapachula y Huixtla, Chiapas, Brigada Callejera y varias trabajadoras sexuales, hicimos posible la regularización migratoria de 450 mujeres entre 2015 y finales de 2019; situación que rompe con el círculo vicioso de la trata de personas y otros abusos laborales.
Las trabajadoras sexuales han tenido que enfrentar múltiples violencias y una de ellas ha sido la provocada por operativos policíacos anti-trata, que han criminalizado su propia organización acusándolas de formar parte del lobby proxeneta. También, los grupos defensores de este sector de la clase trabajadora, hemos sido objeto de campañas de difamación, intervención telefónica y vigilancia policiaca; que en algunos casos culminaron en detenciones arbitrarias, como las que en su momento estaba fraguando la fiscal de trata de la Ciudad de México, Juana Camila Bautista en el año 2010, cuando desmanteló a la cooperativa por mejores condiciones de trabajo y salud, con un saldo de cuatro cooperativistas asesinadas, tres de ellas con saña.
La persecución hacia trabajadoras sexuales, hizo que las organizaciones Unión y Fuerza de Mujeres Trans Chihuahuenses y Fátima IBP, con el apoyo de Letra S y la Comisión Nacional de Derechos Humanos, documentara la violación de sus derechos humanos, a través del control sanitario, lo que generó la Recomendación 58/2016 de la Comisión Estatal de los Derechos Humanos de Chihuahua y posteriormente el Acuerdo 65/2018, publicado en la Gaceta Municipal del municipio de Chihuahua. Estas acciones de incidencia, combaten uno de los tres principales pilares de la trata de personas en México, en este caso un pilar reglamentarista, que es el tataranieto del Código Higienista Francés que trajo Maximiliano de Habsburgo a México en 1891, para combatir la sífilis y salvar al ejército invasor de dicha enfermedad. Control sanitario que sirve para enciquecer a funcionarios públicos y aportar recursos para obra pública.
Un segundo pilar abolicionista de la trata de personas y la explotación sexual, es la perdida de la patria potestad de las y los hijos menores de 12 años, por parte de las trabajadoras sexuales tal y como ocurre en la Ciudad de México, Puebla, Tlaxcala, Jalisco y Chiapas, por sólo mencionar dichas entidades, contemplada en los Códigos Civiles y de lo familiar. Dicha disposición legal va de la mano con el modelo nórdico donde se criminaliza al cliente sexual y las trabajadoras sexuales que no se reconocen como víctimas de trata, que no denuncian a sus clientes o que son encontradas de manera consecutiva ofreciendo servicios sexuales. Al respecto, ninguna legislatura ha hecho eco de esta demanda en México, ni siquiera el Congreso de la CDMX, dominado en este momento por el partido de Estado Morena. La amenaza de la perdida de la patria potestad, garantiza que las trabajadoras sexuales paguen altas cuotas de extorsión y convierte al DIF en una institución que coadyuva con la trata de personas y la explotación sexual.
Un tercer pilar, ahora prohibicionista de la trata de personas, es la prohibición del baile erótico, el teibol dance, en el estado de México, Chiapas, Guanajuato, municipio de Querétaro, entre otros más; que provoca que las trabajadoras sexuales, bailarinas y meseras tengan que laborar bajo la protección de sicarios y pagando sumas más altas de derecho de piso. Dichas prohibiciones no se han revertido hasta la fecha y ningún legislador o legisladora pretende hacerlo hoy en día.
Tenemos que entre normas jurídicas reglamentaristas, abolicionistas y prohibicionistas, se fomenta la trata de personas en México y se deja en la indefensión a muchas trabajadoras sexuales y a víctimas de trata. La diferencia entre los marcos jurídicos y sus atributos ideológicos, está en la organización de las trabajadoras sexuales, en la defensa de sus fuentes de trabajo, de sus conquistas laborales y en la aplicación de sus mejores estrategias para conquistar el reconocimiento legal como trabajadoras sexuales. Por ello, retomamos los planteamientos del sociólogo Francisco Gómezjara, maestro de esta FCPyS de la UNAM, que insistía en el hecho de “que la lucha por despenalizar la prostitución desde su particular enfoque anticapitalista, no busca institucionalizar dicha práctica social (“Sociología de la prostitución”, Francisco Gómezjara Fontamara, México, 1978, página 29); sino que forma parte de una estrategia más amplia que busca abolir la represión sexual en nuestra sociedad y que plantea “luchar por la libertad de elección sexual sin tutelas estatales – eclesiales – empresariales” (GómezJara, página 222).
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