El sazón del talón
AleNatalia
Trece cocineras participaron en el primer concurso de cocina de la Brigada Callejera, el evento fue hecho para convivir, para despejar la mente y apostar a crear comunidad en tiempos de distanciamiento social
Unmanjar de olores, colores y sabores formó parte de los trece platillos que se degustaron a la par de consignas que proclamaban: “respeto total al trabajo sexual”. El sazón esta tarde es muy especial y no es por ser comida gourmet, sino porque el toque de los platillos típicos mexicanos está presente en cada uno de los guisados que presentaron las 13 cocineras que participaron en el primer concurso de cocina de la Brigada Callejera de Apoyo a la Mujer Elisa Martínez A.C.
El evento se realizó el pasado 7 de diciembre y tenía como objetivo apoyar a trabajadoras sexuales que en esta contingencia por Covid-19 están teniendo graves afectaciones económicas y de salud.
Las participantes ejercen o han ejercido el trabajo sexual, es por eso que se pueden considerar como el sazón del talón. Las concursantes en su mayoría son originarias de distintos estados de la república y con lo que presentaron en la mesa hicieron una remembranza a la comida de las comunidades de donde son originarias. Los platillos estaban acompañados de un recetario que, además de detallar los ingredientes y procedimiento para realizar la comida, estaba hecho de manera artesanal.
Karina vistió su recetario con madera, pequeños utensilios de cocina en la portada y granos de cacao y maíz en cada página, ella es originaria de Zihuatanejo, Guerrero y decidió compartir la comida de su entidad entre los asistentes además de los 3 jueces que degustaron su pozole verde, mixiote de pollo y una bebida tradicional hecha a base de cacao: el chilate.
El maíz predominó en casi todos los platillos, pero en particular, una participante realizó cada uno de sus manjares culinarios usando este ingrediente, que es base de la dieta de los mexicanos. Ella argumentaba que en el lugar de donde es originaria la gente es de muy bajos recursos, así que el ingenio para realizar diversos guisados con el mismo ingrediente es algo que caracteriza a las cocineras de su comunidad.
Tamales, cochinita pibil, chiles capón (rellenos de carne sin capear), sope azteca, enmoladas, nopales en chile guajillo, mole amarillo, espinazo de puerco en salsa verde, alambre y algunos platillos que inventaron en combinación de ingredientes y con nombres como “el mar rojo” y “los velos de novia” fueron parte del menú.
Cada una de las participantes recibió un regalo, el lugar de la premiación era lo menos importante pues en realidad este evento fue hecho para convivir, para despejar la mente y apostar a crear comunidad en tiempos de distanciamiento social. Los jueces preguntaban los motivos que llevaron a las participantes a ser parte del evento y en qué estaba inspirado su platillo, “me motivé a participar para distraerme en este momento tan difícil que todas estamos pasando y la comida está inspirada en mi abuelita, ella me enseñó a cocinar”, mencionó Karina quien ganó el primer lugar y entre algunos de sus premios se llevó una olla exprés.
El concurso tuvo el apoyo de algunas madrinas que donaron obsequios como la feminista Martha Lamas quien envió por escrito unas palabras para las asistentes: “La cocina nos acerca a los demás, es generosa y puede incluso llegar a ser divertida. Lo importante y compartir alimentos siempre es un acto de solidaridad”.
La feminista agregó: “espero que este concurso de cocina les resulte agradable y divertido, y que juntas sigamos construyendo una red de apoyo para avanzar en la dirección que anhelamos. Y cuando acaba el confinamiento habrá que hacer una fiesta”, escribió Lamas.
Para finalizar el evento las concursantes compartieron sus alimentos con las y los asistente.
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