El entierro de Guadalupe, la trabajadora sexual que fue dejada sin vida por un cliente en Real del Mar

El entierro de Guadalupe, la trabajadora sexual que fue dejada sin vida por un cliente en Real del Mar

Krystel Gómez

“No es justo que haya tenido una vida tan triste y terminara de esta manera”; así, con las canciones de un conjunto musical y varios arreglos florales, compañeras y amigas se despidieron de Guadalupe Cruz Martínez, la sexoservidora que fue hallada sin vida el lunes 2 de agosto, en un terreno contiguo al campo de golf de Real de Mar.

De acuerdo a la necropsia, la mujer de 28 años sufrió una broncoaspiración. El cliente que estaba con ella esa noche no brindó primeros auxilios ni mucho menos solicitó ayuda médica.

Después de que perdió los signos vitales, la abandonó y huyó.

“No se vale que la haya ido a botar de esa manera, no se vale que la gente sea así, ahora nosotras estamos con miedo que alguien llegue y que de la nada, nos pasa algo porque nadie hace nada, es un miedo constante”, expresó Liz, una de sus mejores amigas.

Ella trabajaba con Guadalupe Cruz sobre la calle Primera de la Zona Norte de Tijuana y contó a PUNTO NORTE que la última vez que la vio fue el domingo 1 de agosto por la tarde, cuando un hombre pasó por ella en un carro rojo.

Después no supieron más de ella. Solamente mandó un mensaje de voz en el que se escuchaba el oleaje y avisó que ya iba de regreso, pero no volvió.

El cliente con el que se fue no era conocido por las otras compañeras, pero Guadalupe se refería a él como “un amigo”.

Preocupadas por su ausencia prolongada, marcaron a su celular pero mandaba a buzón. La buscaron en el callejón Coahuila al día siguiente y nada.

Fue hasta el lunes por la tarde, cuando se publicó el hallazgo de una mujer sin vida por el fraccionamiento Real del Mar. El hermano de Liz reconoció a Guadalupe por las fotos.

“Queremos justicia, que la persona que la fue a tirar, para él a lo mejor no hay castigo porque no es homicidio, pero yo digo que deben encontrarlo, debió auxiliarla, no aventarla como un perro, eso no se vale”, reclamó Liz, entre lágrimas.

Una vez que reconocieron a Guadalupe, sus compañeras buscaron apoyo de la Brigada Callejera, una asociación civil con base en Ciudad de México, para localizar a sus familiares que viven en Chiapas, según lo que les había platicado la víctima, pero no han tenido éxito.
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