Extorsión, discriminación e indiferencia gubernamental, denuncian trabajadoras sexuales en el Día del Trabajo
Más de 300 trabajadoras sexuales marcharon este 1 de mayo por las calles del Centro Histórico para conmemorar el Día Internacional del Trabajo y denunciar la negación del gobierno de la Ciudad de México para entregarles las licencias, expedidas por la Secretaría del Trabajo y Fomento al Empleo, que las reconocerían como trabajadoras no asalariadas.
“Exigimos a la Secretaría del Trabajo que entregue los tarjetones de trabajadoras no asalariadas a las compañeras. A finales del año pasado solicitamos una mesa de trabajo con las autoridades, porque ya no estaban haciendo ningún trámite de licencias. Acordamos con ellos que todos los miércoles iban a recibir a 20 chicas, pero hasta ahora a todas ellas sólo les han entregado un documento en el que les notifican que fueron rechazadas por la Secretaría”, explicó Elvira Madrid Romero, presidenta de la Brigada Callejera.
Madrid Romero denunció que a pesar de haberse ganado la sentencia 112/2013, que reconoce a las trabajadoras sexuales como trabajadoras no asalariadas, “este gobierno se ha negado a hacerlo, y argumentan que en el reglamento de trabajadores no asalariados (que fue creado en 1971) no aparece ninguna referencia al trabajo sexual”.
Antes de iniciar la marcha, las trabajadoras sexuales, acompañadas por la organización Brigada Callejera de Apoyo a la Mujer “Elisa Martinez”, hicieron un recorrido por las calles de La Merced para denunciar las extorsiones y agresiones que han vivido por parte de padrotes y de algunos vendedores ambulantes.
Vanessa, trabajadora sexual de 35 años y con 16 en este oficio, comentó: “Vine a la marcha a alzar la voz y a exigir los derechos que me corresponden como cualquier ciudadano. Este gobierno va en retroceso, a pesar de que no hay trabajo nos han quitado muchos apoyos que antes teníamos.” Vanessa aseguró que, de acuerdo con las cifras de Brigada Callejera, se duplicó el número de mujeres que “ejercen el talón” y que sus ingresos bajaron un 70 por ciento.
“Los policías siguen extorsionando, aunque a nosotras ya no tanto. A mí ya no porque conozco mis derechos, pero a los clientes sí porque los amenazan con detenerlos, porque están cometiendo un delito al solicitar un servicio con nosotras”, finalizó.
Por su parte, Marieta Hernandez, mujer trans con más de 30 años de trabajo en las esquinas, compartió: “Me retiré de trabajar porque tengo problemas de salud. Hace tiempo me aplicaron aceites modelantes, se me hizo un hoyo en el tobillo izquierdo y cuando fui al hospital no me quisieron atender porque les dije que era trabajadora sexual. Aquí en la Brigada me están atendiendo, me han apoyado con despensas y tramitando mi tarjeta de trabajadora no asalariada. Siento mucho orgullo y una satisfacción salir hoy, mi trabajo es digno de admirarse, no de vergüenza”, aseveró.
Laura Isamar, por otra parte, compartió que tiene un hijo de 13 años de edad con hiperactividad que tiene que tomar medicamentos, al igual que ella, que tiene el Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH). “Sigo trabajando por él, rento un cuarto, le doy de comer, le compro ropa y lo apoyo en sus estudios. Yo voy a apoyarlo en lo que él quiera estudiar. Si no fuera por él ya no estaría aquí”, dice la mujer. Con la voz firme, añade: “Me gustaría que el gobierno me apoyara con dinero para mi hijo y para mí, pero este gobierno es igual que los demás, por eso me vine de Veracruz. [Javier] Duarte siempre prometió ayudarnos, pero sólo se dedicó a robar”.
Entre las asistentes también estuvo Giselle Heredia, mujer trans de 37 años de edad y con 17 en el oficio. “Trabajo en la calzada de Tlalpan. Estoy orgullosa por salir hoy a manifestarme y exigir mis derechos, para decirle al gobierno que no nos está dando vivienda, salud, seguridad ni respeto. Nos están matando de hambre. También han asesinado a varias compañeras en los hoteles, como pasó hace poco en el hotel Portales, en la habitación 116. Hoy el cuarto sólo está resguardado el cuarto por los policías, pero al asesino no lo han agarrado, no han hecho nada”.
Ella, como muchas otras trabajadoras sexuales, denuncia que “los policías siguen extorsionando a los clientes. Paran las patrullas al lado de nosotras para cazar al cliente y robarle”.
Uno de los temores de las trabajadoras sexuales es que las autoridades vuelvan a retomar el plan de confinarlas a una zona de tolerancia, donde se agudizan los problemas como la extorsión, la explotación sexual y la trata de personas.
De acuerdo con Brigada Callejera, la pandemia precarizó aun más la situación de las trabajadoras sexuales, pues antes del Covid-19 se contabilizaban cerca de 7 mil 700 trabajadoras, y la cifra más reciente suma 15 mil 200. La organización estima que de esta cifra 40 por ciento son mujeres que habían dejado el trabajo sexual, pero han tenido que regresar a las calle. Otro 40 por ciento son mujeres que iniciaron a raíz de la crisis y 20 por ciento representa a las que no están en un punto específico, es decir, que caminan en vía pública buscando clientes.
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