Trabajadoras sexuales: Bajas tarifas, volver a casa sin nada y otros problemas del día a día
Aseneth Hernández
G es trabajadora sexual desde hace 30 años y ofrece su servicio en distintos puntos de la Ciudad de México porque la cantidad de clientes que atiende no es la misma que cuando era más joven, actualmente tiene 62 años. Lo que provocó que sus ganancias disminuyeran y no siempre le alcanza para cubrir todos sus gastos.
Ella, como muchas de las mujeres que ejercen el trabajo sexual, decidió usar su cuerpo como “herramienta de trabajo” por necesidad, ya que su esposo se enfermó de cáncer y no tenía dinero para comprar los medicamentos del tratamiento. Además, su hijo también se enfermó y aunque trabajaba limpiando casas, lo que ganaba no era suficiente.
“Es por necesidad, por la familia, que no tenemos para pagar, aunque tenemos un trabajo es muy poco lo que nos dan y aquí gano más. Yo de aquí pagué el entierro de mi esposo y el de un sobrino porque no era mi hijo pero como mi hermana me lo dejó, falleció, le dio COVID-19”, contó a Grupo Fórmula.
La familia de G se alejó cuando se enteró que era una trabajadora sexual, no la aceptaron ni estuvieron de acuerdo en que era un trabajo como cualquier otro.
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“Mis hijos saben, se enteraron mis hermanos, mi marido y bueno, me cerraron las puertas, pero no me interesa. Yo soy feliz. No me aceptaron, no lo tomaron así como cualquier trabajo, se fueron, no quieren darme la cara”, expuso.
Con el paso del tiempo, G se enfermó, le diagnosticaron diabetes y aparte tiene otra enfermedad que prefirió omitir. Eso la motiva a no dejar de trabajar y no ha buscado otros empleos porque considera que por sus padecimientos, es poco probable que la contraten. Además de que no cuenta con el apoyo de su familia.
“Yo soy 'pata de perro' porque he trabajado en grande en La Merced, en Hidalgo, varios lados y pues muchas encargadas que están ahí me han dejado trabajar, bendito sea Dios; pero últimamente me ha ido mal, como que se me están cerrando las puertas”, relató.
G camina por diferentes zonas al día en busca de que algún cliente quiera contratar su servicio, ya que los hombres suelen inclinarse por las mujeres que son más jóvenes. Algunas trabajadoras sexuales que la conocen y son líderes de algunos puntos le han ofrecido que se quede a trabajar con ellas, pero prefiere moverse porque de esa forma asegura que por lo menos tendrá un ingreso.
Las zonas en las que predomina el trabajo sexual de la capital son La Merced, Corregidora, Tlalpan, Sullivan, Puente de Alvarado, Insurgentes, Taxqueña y Zona Rosa.
Las trabajadoras sexuales fijan sus tarifas, horarios y zonas en las que trabajan. Créditos: Graciela López/Cuartoscuro.
¿Cómo es un día para las trabajadoras sexuales?
G trabaja de lunes a viernes de 14:00 a 18:00 horas, aunque su hora de salida depende de la cantidad de clientes que tenga durante el día. Ella suele aprovechar sus mañanas para hacer quehacer, limpiar su casa; lavar ropa, la suya y en ocasiones le lava a conocidos suyos.
“Llegando hay veces que tarda uno para tener un rato o también llegan rápido. Entonces por eso se da uno tantas horas para tener trabajo, para que caiga”, mencionó.
Hay algunos hombres que quieren que les proporcionen el servicio, pero no llevan dinero, según G. Así que no es tan sencillo obtener dinero como trabajadora sexual porque dependen de la cantidad de servicios o ratos que tengan durante un día, no tienen un salario fijo y los clientes bajan considerablemente a partir de los 40 años aproximadamente.
C era muy joven cuando decidió dedicarse al trabajo sexual, es madre de dos hijos y en ese momento se separó del padre de los niños. Por lo que se convirtió en el sostén de su familia.
A diferencia de G, ella trabaja en la calle de Soledad, esquina con Circunvalación en el Centro Histórico desde hace 23 años y también ha perdido clientes con el paso de los años. Actualmente tiene 46 años.
C trabaja de lunes a viernes de 13:00 a 17:00 horas y las mañanas las utiliza para hacer ejercicio, luego desayuna y después limpia su casa. Cuando regresa de trabajar estudia o hace tarea, ya que está terminando la secundaria y después cena. Los fines de semana los utiliza para visitar a sus papás, ambos dependen de ella económicamente, y ver a sus hijos. Ambos son adultos jóvenes.
Ambas trabajadoras sexuales pertenecen a la Brigada Callejera Elisa Martínez, una asociación que tiene 33 años apoyando la lucha de las mujeres que ejercen esta actividad para que les garanticen sus derechos.
Para las trabajadoras sexuales que tienen más de 40 años es más complicado obtener ingresos. Créditos: Graciela López/Cuartoscuro.
La edad de las trabajadoras sexuales avanza y las ganancias bajan
C considera que a las trabajadoras sexuales que tienen más de 40 años, como ella, les es más difícil conseguir clientes que a las que son más jóvenes. Adicionalmente se enfrentan con otro problema: los padrotes. En las zonas en las que se ejerce el trabajo sexual hay algunas mujeres a las que las obligan a trabajar, por lo regular son más jóvenes, y tienen que cumplir con una cuota diaria, así que ellas tienen que ver cómo le hacen.
“Las ves, entran, salen, entran y te quedas así como que ¿es en serio’, pero pregúntale al cliente cuánto le está pagando y no es lo mismo, ya no es lo mismo. Anteriormente todas estábamos parejitas en lo que se cobraba”, señaló.
Las trabajadoras sexuales establecen sus tarifas y definen el tiempo que trabajan, así como sus horarios. C cobra 250 pesos por un rato, 150 son para ella y 100 son para pagar el cuarto de hotel. Cuando le va muy bien en un día gana 1 mil 500 pesos y a veces prefiere dejar de trabajar el resto de la semana para guardar el dinero y evitar gastarlo en pasajes.
En ocasiones las trabajadoras sexuales que superan los 40 años tienen que bajar sus tarifas hasta los 50 pesos, en casos muy extremos a 20 pesos con tal de llevarse algo a su casa, de acuerdo con C. Hay días en los que no se llevan nada.
Un ejemplo es el caso de L, ella tiene más de 40 años como trabajadora sexual y ya es una adulta mayor. Por lo que es poco frecuente que contraten su servicio, pero le llegan a regalar dinero.
COVID-19 le ahuyentó la clientela a las trabajadoras sexuales
Antes de la pandemia de COVID-19, los últimos 2 meses del año eran temporadas “altas” de trabajo porque a los clientes les suelen pagar el aguinaldo y tienen más dinero. Sin embargo, con la crisis sanitaria eso cambió y ya no saben si van a tener mucho trabajo o no.
La crisis sanitaria también afectó a quienes ejercen el trabajo sexual porque no tienen seguro social y varias no tenían ahorros como para encerrarse en su casa, menos cuando sus familias dependen de ellas.
“Fue mucho más complicado tanto como médicamente, psicológicamente económicamente; o sea sí nos afectó de muchas maneras, llega una pandemia y te dicen que te tienes que encerrar dices: ‘bueno, sí, me encierro, pero de dónde voy a comer, de dónde va a comer mi familia”, aseguró C.
La Brigada Callejera Elisa Martínez fue la única organización que las apoyó durante el confinamiento. Incluso estableció un acuerdo con el gobierno de la CDMX para que les dieran un apoyo económico que al final nunca les entregaron como se estableció.
Algunas trabajadoras sexuales recibieron la tarjeta COVID, pero lo que les dieron fueron 1 mil pesos en artículos de despensa en una primera entrega y en la segunda ocurrió lo mismo. Ese fue todo el apoyo que les dieron.
Igualmente se vieron afectadas porque entre las medidas que tomó el gobierno capitalino durante los primeros meses de la pandemia estuvo el cierre de los hoteles. Lo que provocó que las trabajadoras sexuales rentaran casas cerca de sus zonas de trabajo, como la Merced, y las usaran para ejercer el trabajo sexual.
También tuvieron que aprender a ahorrar y guardar dinero para que si se presenta una emergencia puedan enfrentarla, en lugar de gastarse todo lo que ganan o endeudarse.
“Estamos de pie a pesar de todos los estragos que dejó la pandemia, sí, porque psicológicamente pues sí nos afectó a muchos, pero también de algo nos sirvió porque yo creo que ahora ya muchas estamos preparadas para cualquier catástrofe”, destacó.
La inflación, otro de los problemas que tuvieron que enfrentar
Otra de las afectaciones para las trabajadoras sexuales fue el aumento de precios y la inflación. De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) en septiembre se estancó su incremento y fue de 8.7 por ciento, pero se mantiene en los niveles más altos desde hace 22 años.
Esta situación ha afectado particularmente a quienes ejercen el trabajo sexual y sus ingresos disminuyeron por una baja en el número de clientes de acuerdo a su edad.
“Vas al super carísimo, vas al mercado, la papa en 30, 35 pesos y antes decíamos: ‘bueno, no hay, comemos huevito o frijoles'; pero ahora ya prefieres comer carne porque ya están el mismo precio”, comentó C.
Las trabajadoras sexuales ya no gastan tanto dinero, como antes, en lencería porque el gobierno capitalino les pidió que durante el día no trabajaran con poca ropa para evitar que niñas, niños y adolescentes las vieran así en la vía pública.
Las trabajadoras sexuales de la Brigada Callejera están organizadas para exigir que les garanticen sus derechos. Créditos: Aseneth Hernández/Grupo Fórmula.
En la capital hay más de 15 mil 200 trabajadoras sexuales, según información de la Brigada Callejera. Las integrantes de la asociación están exigiendo que el gobierno de la CDMX les entregue las tarjetas con las que las reconoce como no asalariadas; pues la organización ganó un amparo en el 2013 que obliga a la Secretaría del Trabajo y Fomento al empleo a entregarles dicho documento. No obstante, dejó de renovárselos desde finales de 2020.
La dependencia no les ha informado si va o no a renovar la tarjeta de alrededor de 1 mil 200 trabajadoras sexuales que tienen su trámite "atorado". Asimismo, esperan que la diputada María Clemente García modifique la iniciativa de ley que presentó el pasado 6 de octubre para regular el trabajo sexual y que los ajustes sirvan para que a través de la legislación se reconozcan sus derechos, les den prestaciones de ley y acceso a la vivienda.
https://www.radioformula.com.mx/nacional/2022/11/1/trabajadoras-sexuales...
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