Encuesta: 2.8% de trabajadoras sexuales son mayores de 60 años

Encuesta: 2.8% de trabajadoras sexuales son mayores de 60 años

Carolina Gómez Mena

Diana Palacios lleva dos décadas ejerciendo el trabajo sexual en las calles de la Ciudad de México. Es una persona adulta mayor, tiene 64 años, y dice a La Jornada que ya está a punto de retirarse, pues con su labor logró construir una “casita pequeña” en su natal Tamaulipas. “Me puse lista y ahorré un poco, y mis padres me donaron un terreno”.

Ella forma parte de 2.8 por ciento de trabajadoras sexuales que son mayores de 60 años, según datos de la Segunda Encuesta sobre Trabajo Sexual, Derechos Humanos y No Discriminación del Consejo para Prevenir y Eliminar la Discriminación de la Ciudad de México.

En el 26 Encuentro de la Red Mexicana de Trabajo Sexual sostiene que no se siente discriminada para desempeñar su labor a esa edad y dice que ya estaba grande cuando comenzó a ser trabajadora sexual; superaba los 40 años. La falta de oportunidades laborales la orilló a este trabajo, así como le ha ocurrido a más de 90 por ciento de quienes se dedican a esta actividad. “No encontraba trabajo, me rechazaban”.

Acota que pese a lo que pueda pensarse las mujeres adultas mayores sí tienen clientes, y no sólo mayores, también jóvenes. Ella ejerce su labor durante el día en avenida Revolución y dice que “trato de hacer un buen servicio para que el cliente regrese, y varios me buscan seguido, porque al buen trabajo no se admiten reclamaciones; siempre trato de que queden satisfechos, y creo que lo logro”.

Narra que durante la pandemia “no llegaban los clientes; tenían miedo al contagio, así que no me quedó otra opción que irme a casa (en Tamaulipas) a reposar tres meses. Afortunadamente ya se está recuperando el trabajo, en un buen día, y a mi edad me llevo 800 o mil pesos, pero en un mal día son 400 o 300 pesos, y de ahí tengo que comer, pagar renta y comprar medicinas”. Ella no tiene hijos ni pareja, así que su trabajo es sólo para su manutención.

Respecto a su edad indica que ya quiere jubilarse y descansar , pero insiste que en “donde estoy hay chicas menores, pero también señoras y otras como yo; pero el cliente es el que elige, y se va con quien le guste” y muchas veces optan por ella.

Diana es una mujer delgada y de estatura baja, pero irradia fortaleza y seguridad, y destaca que está muy agradecida con Brigada Callejera de Apoyo a la Mujer Elisa Martínez, porque “si nos sentimos mal y necesitamos un consejo, una ayuda vamos a brigada y nos atiende el doctor, el dentista, nos ponen suero, nos escuchan, nos dan consejos y escuela”.

Tras más de 20 años de labor refiere que no le aconsejaría a una mujer dedicarse al trabajo sexual. “No se lo recomiendo; sufrimos, no sabemos con quién nos vamos. Nos pasan tantas cosas; somos unas mujeres sufridas. Nos tenemos que ir con gente que no conocemos. No sabemos si esas personas nos van a dañar o a golpear o algo peor”.

A ella le ha ido mejor que a otras de sus compañeras, y recuerda que “en una ocasión un cliente me contrató, nos arreglamos y luego no quiso pagarme. Cuando le exigí, se me fue encima y me quiso golpear, pero no me dejé”.

Ahora con el avance del respeto a los derechos humanos, “ya es un poco diferente; antes los policías nos golpeaban, violaban y nos quitaban el dinero, nos hacían la vida muy cansada”.

https://www.jornada.com.mx/notas/2023/07/27/politica/encuesta-2-8-de-tra...