Ser dama de compañía no es un insulto, Fox y Mariana Rodríguez estigmatizan

Ser dama de compañía no es un insulto, Fox y Mariana Rodríguez estigmatizan

El expresidente Vicente Fox se refirió a Mariana Rodríguez como "dama de compañía", en respuesta, la funcionaria regiomontana señaló que no permitiría ser insultada de una manera tan vulgar, ¿por qué ambos discursos estigmatizan y violentan a las trabajadoras sexuales?

ARANTZA DÍAZ

Mariana Rodríguez calificó de "vulgar" la expresión "dama de compañía" realizada por el expresidente Vicente Fox para dirigirse a ella. El debate surgió luego de que el comunicador Pedro Ferriz compartiera en su cuenta de la red social X que se encuentra preparando una investigación que, supuestamente, revelará nexos entre Samuel García y el narcotráfico.

En respuesta, Vicente Fox señalaró lo siguiente:

El comentario del expresidente terminaría por estallar en redes y Mariana Rodríguez respondería que no permitiría que le faltara el respeto y "menos de una forma tan vulgar".

¿Por qué ambas narrativas caen en un discurso revictimizante y violento? Te lo explicamos a continuación.

Violencia política en razón de género: ¿Qué dijo Vicente Fox a Mariana Rodríguez?

En primera instancia, el comentario del expresidente tuvo por objetivo insultar, minimizar y desprestigiar a Mariana Rodríguez a través del señalamiento "dama de compañía".

De acuerdo con la Ley General de Acceso a las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, artículo 20 TER, se reconoce un listado de conductas y supuestos considerados violencia política en razón de género.

En este caso, el expresidente Vicente Fox incurre en una falta al apartado X donde se señala que es considerada violencia política cuando se divulgan mensajes o información de una mujer por cualquier medio (físico o virtual) y que tenga por objetivo desacreditar, difamar, denigrar y con ello, poner entredicho su capacidad o habilidades para la política con base en estereotipos de género.

En este caso, el expresidente Vicente Fox incurre en una falta al apartado X donde se señala que es considerada violencia política cuando se divulgan mensajes o información de una mujer por cualquier medio (físico o virtual) y que tenga por objetivo desacreditar, difamar, denigrar y con ello, poner entredicho su capacidad o habilidades para la política con base en estereotipos de género.

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Mariana Rodríguez fue nombrada Presidenta Honorífica de "AMAR a Nuevo León" donde coordina, administra y ejecuta programas de corte social en dicha entidad. Desde 2021 se desempeña en la política regiomontana, con ello, Mariana Rodríguez no es "sólo compañía" y esposa de Samuel García como indica el expresidente Vicente Fox.

Esto último incide en una discriminación sexista importante en el que se desconoce el trabajo de Mariana Rodríguez y se le reconoce únicamente como "esposa de...", de acuerdo con el Instituto Nacional de las Mujeres en su "Manual de Comunicación NO Sexista" esto se conoce como una designación asimétrica de hombres y mujeres.

"Con estas expresiones las mujeres quedan anuladas o relegadas a un sitio junto a un hombre. Sus nombres, apellidos y capacidades quedan subordinados y desvalorizados, Dado que estas expresiones dan un tratamiento asimétrico a las personas en función de su sexo, estamos ante una fórmula más del sexismo que evita el reconocimiento pleno de las mujeres", explica INMUJERES.

El trabajo sexual libre merece respeto

Mariana Rodríguez refirió en su defensa que ella es empresaria, madre, licenciada y esposa; características positivas que, por supuesto, están fuera del "estereotipo" de lo que implica ser una mujer que acompaña y ejerce el trabajo sexual.

Según la Red de Mujeres Trabajadoras Sexuales de Latinoamérica y el Caribe, el trabajo sexual no se trata de un ejercer indigno, por el contrario, se demanda que sea regulado para garantizar la seguridad de las personas que lo ejercen y combatir la explotación sexual.

De acuerdo con la organización, las trabajadoras tienen derecho a ejercerlo en libertad, pues son ellas quienes deciden cómo desean trabajar, por ello, son merecedoras de las mismas garantías que cualquier otra persona en el mundo laboral.

Los discursos estigmatizantes sobre "vulgaridad" y falta de respeto perpetúan la criminalización insinuando que el libre trabajo sexual es motivo de vergüenza, desacreditación e indignación.

"Las trabajadoras tienen derechos humanos esenciales a la autonomía, a la elección ocupacional, a la autodeterminación sexual y a la integridad. Penalizar, estigmatizar y criminalizar no es la solución", señala la organización.

De acuerdo con la organización Brigada Callejera de Apoyo a la Mujer, el número de trabajadoras sexuales se duplicó durante la pandemia en la capital del país y 7 de cada 10 mujeres que lo ejercen son madres autónomas o jefas de familia.

El estudio Indicadores de Violencia de Género en el Mundo Laboral de las Trabajadoras Sexuales en México de Brigada Callejera en Apoyo a la Mujer Elisa Martínez encontró que, en México y otros 14 estados de la República, las trabajadoras perciben que las personas las consideran con menos derechos humanos y la estigmatización reproduce violencia.

La sociedad no acepta el trabajo sexual, cree que somos sucias e impuras y creen que es un trabajo fácil. Además al estar en la calle, sufrimos más riesgos. Nosotras manejamos el concepto de trabajadoras sexuales, pero la sociedad nos llama putas y si nos quejamos de una violación, nos dicen que nos lo merecíamos y no nos levantan las denuncias, señala un testimonio del estudio.

Es así que las mujeres que ejercen el trabajo sexual y la compañía también son madres, emprendedoras, licenciadas, trabajadoras y jefas de familia, abuelas, hijas y activistas. Son mujeres que se enfrentan a una violencia sistémica, sexual, feminicida, machista y patriarcal. Son merecedoras de reconocimiento y respeto.

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